lunes, 23 de septiembre de 2019

Juliana Awada viajó a Madrid en medio de los rumores de una mudanza de Macri Blanco Villegas

La tilinga primera dama viajó con la excusa de concurrir a un concierto en el Teatro Real. Ella tiene una hija con un millonario belga y el ex hijastro de Flavia Palmiero, la necesidad de ganar tranquilidad fuera de Argentina.


Juliana Awada preparó las valijas y ayer se tomó un vuelo con destino a Madrid. Aunque va con la excusa de mirar un espectáculo en el Teatro Real, su viaje reflotó rumores sobre el destino que estaría buscando la primera dama para vivir a partir de diciembre, si es que Miauricio Macri Blanco Villegas pierde las elecciones, como el resultado de las PASO hace prever.

La explotadora de trabajadores textiles esclavos llegó a las 5 de la mañana (hora de España) para ver el concierto “Las Elegidas” que este lunes unirá a cantantes españolas y argentinas. El tiempo -y sobre todo el resultado electoral- develarán si el viaje tiene además un propósito inmobiliario, para avanzar en el “operativo Madrid 2020”. Ajetreado fin de semana para la primera dama. Anteanoche, ella y el hijo bobo de Franco Macri estuvieron en la fiesta de casamiento de Nicolás, el hijo de "Nicky" Caputo en Haras El Dok, en Exaltación de la Cruz. 

Currín pudo confirmar oficialmente el viaje y la presencia de Awada en el mencionado espectáculo en España. El rumor había vuelto al ruedo con una nota del portal La Política Online. Alrededor del futuro de Macri Blanco Villegas en algún destino de ultramar, si no puede dar vuelta el resultado electoral en octubre, hubo otro rumor que ubicó a Bruno Barbier, la  de Juliana, en escena. Awada conoció a Barbier en un vuelo de Air France de Buenos aires a París. Europeo -pero no conde-, belga y además millonario. Fue él quien, durante el vuelo, se fijó en ella, que iba junto a "Pomi", su madre. 

Hay una historia que ubica a un Barbier muy lanzado y tan decidido a conquistarla que apenas tomó como un detalle que ella estuviera casada. Incluso fue directo sobre "Pomi" para asegurarle sin soberbia pero seguro que él y su hija terminarían juntos. Y así fue. El matrimonio de Juliana con Gustavo Capello no llegó al año, y al tiempo de la separación el belga Barbier se sumó a la familia Awada. 

El resto es historia más o menos conocida que se resume en una relación de casi siete años, una casa en Barrio Parque, una hija que llamaron Valentina y el recorrido de bajo perfil mediático de Juliana Awada hasta que, para potenciar y sobre todo rejuvenecer la marca familiar ante el avance de nuevas firmas, comenzó a elevarlo. 

Después, la separación de Barbier y el encuentro con Miauricio Macri Blanco Villegas, siendo éste jefe de gobierno con aspiraciones de llegar a la Casa Rosada. El ex hijastro de Flavia Palmiero lo consiguió y en los cuatro años que llevó ese proyecto, Awada se casó con él, tuvo su segunda hija -Antonia- y se convirtió en primera dama. 

Y así se llega a este 2019 con un escenario inesperado para quienes habían proyectado un lap extended de cuatro años adicionales de macrifascismo y que hoy se colocan chalecos salvavidas al tiempo que avistan posibles orillas donde hacer pie. 

En el mientras tanto, Macri Blanco Villegas debe seguir siendo piloto de tormentas, escalador, capitán de barco, remador en aguas turbulentas y demás sustantivos generados en libros de motivacionales para llegar al 27 de octubre. Ya no le sirve la terapia de cuencos tibetanos que Papón Ricciardelli y Joaquín Mollá lo convencieron de probar allá por 2015 para lograr calma y atender su yo interior. 

Ante el escenario de una derrota electoral en octubre, no sólo se habla de que Tribunales y de Inodoro Py pueden ser dos lugares de visita obligada para el retrasado mental. También de posibles domicilios de ultramar para mudarse en lugar del piso ubicado frente a Plaza Alemania que hoy ocupa su amigo, ex socio y titular de la AFI, Gustavo Arribas. 

Se habló de que el idiota confeso le había encargado a Agustina, su hija mayor, la elección de una propiedad en Madrid dado que ella este año decidió hacer base allí. Incluso se especuló con que ya lo había comprado algo que ella negó a través de gente de su entorno. Incluso evitó hacerlo de manera formal cuando algunos medios españoles replicaron esa información surgida en Argentina. 

También se mencionó una propiedad en Roma, dato que podría tener mayor asidero teniendo en cuenta que en 2015 Macri Blanco Villegas expresó que si no ganaba el balotaje pensaba irse con su familia -Juliana y Antonia- a vivir a Italia, no a la capital sino a un pueblito. Sean Madrid o Roma, alguno de los destinos posibles, la sensación de huida y escape seguramente será más aplicable que la de un retiro para devolver o recuperar con su mujer y su hija menor el tiempo que le tomó la conducción del país. Por eso habría excusa más elegante e incluso comprensible. Y es ahí donde Juliana Awada aporta la “ventaja de tener un belga a mano”: Bruno Barbier. 

El escenario con el idiota confeso derrotado y en medio de un clima económico y social volátil, caliente y turbado, generaría una lógica preocupación en Barbier por la seguridad de Valentina, su única hija. Y así aparece Europa como el destino apropiado para que la adolescente se instale por un tiempo y con ella su madre, su hermana y, por supuesto Macri Blanco Villegas. La escolaridad de Antonia está resuelta: el Liceo Francés tiene sedes en casi todas las capitales del Viejo Continente. Y en el caso de Valentina, la idea de Barbier de que su hija realice sus estudios universitarios en una institución europea pueden completar el capítulo “qué hacemos con la educación de las chicas”

Hasta hace un tiempo el proyecto tenía -podría decirse- un “escollo”: el corazón adolescente. No se trataba de una deficiencia de salud sino todo lo contrario. Valentina tenía novio; David es argentino y para él Europa es sólo un destino posible de vacaciones, no uno para mudarse. Pero el romance cumplió su ciclo.

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