martes, 24 de septiembre de 2019

Éramos pocos y reapareció Anne Krueger, ex número dos del FMI, exigiendo más reformas y apuntando a las jubilaciones

La ex funcionaria del FMI que participó de la crisis 2001 insiste con avanzar en la reducción del Estado. La ultra ortodoxa dice que la economía argentina necesita un plan de austeridad más profundo.


La receta de Anne Krueger, ex número dos del Fondo Monetario Internacional durante la crisis de 2001, para la Argentina es sencilla: ajuste y reformas. La economista estadounidense ultra ortodoxa reclama que el próximo gobierno continúe con el programa de austeridad y reduzca el tamaño del Estado. 

El punto de partida para el ajuste que demanda Krueger son las jubilaciones. “La crisis argentina demanda la continuidad de las medidas fiscales, monetarias y cambiarias delineadas en el programa del FMI. Además, el país requiere reformas estructurales, en particular una mayor reducción del tamaño del sector público, comenzando por el sistema de pensiones”, expresó la hija de puta.

Con su virulencia característica, la economista sostuvo que “Argentina necesita cuidados intensivos. Los candidatos presidenciales deben comprometerse a implementar reformas serias, o el doctor puede decidir desenchufarlo”. A través de un artículo publicado en Project Syndicate, Krueger desplegó el decálogo completo de lugares comunes de la ortodoxia económica para explicar las crisis y postular, como única salida, el achicamiento del Estado. El texto de la ex funcionaria del Fondo expone, sin embargo, el rol del organismo multilateral como garante de los intereses de los acreedores externos de los países.

“Argentina es ese hombre que crónicamente gasta y regula más allá de sus posibilidades hasta que se ve forzado a recurrir al FMI para recibir un nuevo tratamiento”, explica Krueger. Desde su perspectiva, la reactivación experimentada por la economía argentina después de la crisis de 2001 no está vinculada a la reestructuración de la deuda y el impulso a la demanda interna, sino al “viento de cola” que ofrecieron los precios internacionales de las materias primas. “Para una economía tan distorsionada como la Argentina no existe medicina que pueda prevenir un período de ajustes dolorosos”, escribió Krueger al advertir que “más gradualismo solo prolongará el dolor y permitirá que crezca la oposición política”.

Alineada con quienes desde adentro del establishment cuestionan al régimen fascista de Miauricio Macri Blanco Villegas por no haber implementado un ajuste más profundo al iniciar su mandato, Krueger advierte que “la medicina no fue lo suficientemente fuerte”. En reiterados pasajes, la economista cuestiona la política de tarifas de los servicios públicos observada durante el kirchnerismo y la presunta tibieza de los aumentos implementados por la alianza de derecha Cambiemos. “Macri había prometido reformas que incluían la eliminación de los controles de capitales, un tipo de cambio flotante, el ajuste fiscal y precios más realistas de los servicios. Las primeras dos reformas fueron implementadas apenas asumió, pero las otras fueron demoradas o ralentizadas para mantener el apoyo público”, cuestiona al reclamar más ajuste y reformas estructurales.

“Si el paciente toma la medicación pero sigue de fiesta puede ser que disfrute algunos años de estabilidad, pero inevitablemente terminará de nuevo en el consultorio. Por eso, primero lo primero: los candidatos deben comprometerse a reformas serias, sino el doctor puede decidir desenchufarlo”, remata el violento artículo de Krueger.

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