En el peronismo quieren potenciar el proyecto que impulsaba Dietrich para lograr un vínculo directo entre Bahía Blanca y los puertos del Pacífico.
Alberto Fernández salió a respaldar el famoso proyecto del tren a Vaca Muerta que impulsaba Dietrich y está pensando en extenderlo hasta Chile para darle una segunda salida hacia los puertos del Pacífico.
El espaldarazo se vio en un mensaje grabado junto al candidato a intendente de Bahía Blanca Federico Subsielles, ciudad que actuaría como cabecera de esta línea ferroviaria. "Bahía Blanca es una ciudad demasiado importante por su puerto, por su polo petroquímico y por la pujanza que siempre tuvo. Hay que ver de que modo podemos unir Vaca Muerta por vía ferroviaria con Bahía para que se convierta en el puerto de salida por el Atlántico de este nuevo polo pujante que es Vaca Muerta", afirmó.
Se trata de un gesto muy importante al sector energético, ya que demostraría el interés en llevar a cabo un plan de desarrollo a largo plazo del mega yacimiento y sobre todo por el rol central como fuente de crecimiento de las exportaciones.
Hay visiones enfrentadas dentro del kirchnerismo al respecto. Los más cercanos a Cristina como Federico Bernal consideran que el abastecimiento al mercado interno debe estar por encima de las exportaciones, ya que de lo contrario se corre el riesgo de tomar precios internacionales encarezcan aún más las tarifas de servicios públicos.
En contraposición, Guillermo Nielsen y Matías Kulfas están enfocados en elaborar un régimen de inversiones específico con el objetivo llegar a exportar el equivalente a 40.000 millones de dólares anuales para 2023. Nielsen anticipa que en los primeros días de gobierno mandarían un proyecto de ley que contemple una reducción en la alícuota de ganancias y que cree un fideicomiso en Nueva York para depositar los dividendos sin la posibilidad de injerencia estatal.
Al parecer, Alberto estaría más cerca de esta segunda visión y para ello, la construcción de estas dos líneas férreas tiene un lugar estratégico. Es que actualmente, el principal problema de Vaca Muerta es la infraestructura. Al requerir una enorme cantidad de insumos (muchísimo más que para las explotaciones convencionales), como arena utilizada en las hidrofracturas, tubos sin costura, baritina, cemento y otros materiales para la construcción, necesita de un transporte económico y eficiente como el ferrocarril para poder competir en el mercado internacional.
El boceto original ideado por Guillermo Dietrich bajo la modalidad de Participación Público Privada (PPP), contemplaba la renovación de 700 kilómetros de vías y la construcción de 83 nuevos kilómetros hasta la localidad de Añelo, pero tras el descalabro macroeconómico y la suba del riesgo país terminó en el naufragio.
En un último intento para que la iniciativa tome forma, el régimen llegó a presentar una licitación que fijaba un piso de 4 millones de toneladas que las petroleras debían prometer transportar, un límite bastante bajo que no llegó a ser cubierto y por lo tanto, en el sector se interpretó como una "volteada al ministro".
Desde el peronismo comentaron que dado los pocos kilómetros que hay que construir a nuevo consideran que no habrá problemas de financiamiento y están confiados en contar con el apoyo de los principales jugadores del mercado.
En su momento, mostraron interés firmas como Ferrosur, propiedad de Camargo Correa, Ferroexpreso Pampeano, de Techint y Pampa Energía, cuyo presidente Marcelo Mindlin tuvo gestos de acercamiento al peronismo en las últimas semanas.
En relación al tren Trasandino se mostraron más cautelosos, pero reconocen que es una de las obras que está dentro del radar de Alberto. El tramo a construir iría desde la punta de rieles en Zapala (Neuquén) hasta la localidad chilena de Lonquimay, donde la traza empalmaría las vías existentes que llegan hasta el puerto de Talcahuano, vecino a la ciudad de Concepción.
En total, el proyecto requiere de 86 nuevos kilómetros del lado argentino y 190 del lado chileno y se estima que la inversión rondaría los 1.000 millones de dólares, cifra a compartir con el país vecino que lógicamente estaría interesado en establecerse como un gran punto de salida de los hidrocarburos argentinos.
La salida vía Chile también fue pensada por YPF para montar una planta para exportar gas licuado, dada su mayor cercanía a los principales mercados asiáticos, donde está el mayor potencial de demanda futura. Al mismo tiempo, la distancia es menor entre los yacimientos neuquinos hasta la costa del Pacífico que hacia el puerto de Bahía Blanca, con el agregado de que ya existen gasoductos suficientes para transportar el gas hacia Chile.
Como se ve, Alberto confía en que la magnitud del recurso será de tal importancia que ya está trabajando para montar la infraestructura necesaria para evacuarlo por ambos océanos.
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