martes, 4 de diciembre de 2018

El régimen tantea un giro aún más a la derecha tras la irrupción de Bolsonaro y Vox

La Rosada agita a temas polémicos como la mano dura y la expulsión de extranjeros, mientras levanta a Patricia Bullrich Luro Pueyrredón. "Es una demanda de su núcleo duro", dicen los analistas.


La irrupción de líderes de ultraderecha en distintos países del mundo, como Jair Bolsonaro en Brasil o el partido Vox en Andalucía, parece haber entusiasmado a los cerebros electorales del régimen, que tantean un giro hacia posiciones extremas de cara a la campaña presidencial del año próximo. 

En el macrifascismo ya preparan una "agenda Bolsonaro" que imitará varias de las consignas del brasileño. 

La principal iniciativa será la reforma del Código Penal, que plantea entre otros puntos polémicos el aumento de penas por los cortes de rutas y el endurecimiento de la ley migratoria, un tema que el propio Macri Blanco Villegas respaldó.

Se trata antes que nada de una reacción del PRO ante el pésimo momento de la economía y los pronósticos que -en los casos más optimistas- vislumbran que para la campaña del 2019 recién habrá una lenta recuperación. Es decir que al régimen le queda la apuesta a estos temas espinosos, sin descuidar la siempre redituable polarización.

Al intento por instalar estos temas se suma el efusivo elogio al "éxito" de los operativos de seguridad en la cumbre del G20, que contemplaron una ciudad paralizada y prácticamente sin transporte público durante tres días. En ese sentido, en el régimen empezaron a hablar de una candidatura a vicepresidenta de Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, que ayer firmó una resolución que amplía los casos en los que los miembros de las fuerzas de seguridad nacionales pueden utilizar sus armas de fuego. La beoda ministra ya había dado la nota dando vía libre al uso de armas de parte de civiles.

El amague de un giro a la derecha coincide con el fortalecimiento de este tipo de posturas en la región con el triunfo de Bolsonaro en Brasil, o en Europa con fenómenos como el de Matteo Salvini en Italia o Vox en Andalucía. Sobre este último, causó revuelo en Twitter que la diputada macrifascista Cornelia Schmidt-Liermann celebrara el éxito de la fuerza ultraderechista, con un discurso extremadamente duro contra inmigrantes e incluso contra las mujeres.

La gran incógnita es si se trata de un abandono definitivo de la idea de una fuerza de centro, "obamista", que el régimen alimentó en la campaña de 2015 en sus primeros dos años de gestión, para girar ahora a una derecha dura. O simplemente una estrategia para ocupar el espacio y evitar el surgimiento de algún "outsider" que ocupe esa franja del electorado.

"De nuevo el gobierno le habla a su núcleo más duro, seguramente es una demanda de ese sector. Pero no veo que sea una demanda del resto de la sociedad", analizó la politóloga Celia Kleiman, directora de Polldata Consultores. "El PRO siempre fue de derecha, no es ninguna novedad. Quizás lo está haciendo más manifiesto, ensalzando líderes de derecha como Trump, Macron, Putin", agregó.

"Refuerza a su electorado, dice lo que su electorado quiere escuchar. A los indecisos no los van a decidir con estas posturas, quizás a un sector muy chico. Esto no amplía demasiado la intención de voto, no lo veo como una tendencia", agregó la analista, que detalló que en los focus group de zonas como el conurbano bonaerense empieza a aparecer cierta preocupación por los excesos de las fuerzas de seguridad al exigir documentos, por ejemplo.

"Sí hay una demanda de la sociedad por la puerta giratoria, por el mal funcionamiento de la justicia. Pero se le adjudica al Poder Judicial, no al gobierno", indicó Kleiman. "Al Gobierno más que estos temas lo que siempre le va a funcionar es la división del peronismo, el gran cuco que tiene es que el peronismo se una", completó.

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