A nueve meses del ataque que le costó la vida a la concejala, la causa judicial apunta a bandas parapoliciales cercanas al primer mandatario electo.
Marielle Franco, la concejala de Río de Janeiro que fue asesinada en marzo de este año, habría sido víctima de un grupo paramilitar vinculado a la ocupación ilegal de tierras y el negocio inmobiliario.
Según el general del Ejército Richard Nunes, interventor federal en la Secretaría de Seguridad de Río de Janeiro, la dirigente social del movimiento político y referente en defensa de derechos de los negros y LGBT, "estaba lidiando con un área controlada por las milicias donde hay intereses económicos de todo tipo".
El ataque a la concejala y su chofer, Anderson Gomes, "estaba siendo planificado desde fines de 2017, antes de la intervención militar en Río", afirmó Nunes al diario O Estado de Sao Paulo. La intevención se dio en febrero de este año, un mes antes del atentado.
La hipótesis se conoció un día después de que se desbaratara un plan para asesinar al jefe político de Franco, el diputado nacional Marcelo Freixo, líder del opositor Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
Nunen afirmó que estos paramilitares "actúan en ocupación ilegal de tierras, ellos estaban ocupando tierras en Jararepaguá" y agregó que "necesitamos probar esto, pero la hipótesis está muy sólida".
Estas milicias ilegales a las que se refiere el militar gozaron durante años del apoyo y los elogios de quien hoy es presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro.
"Mientras el Estado no tenga coraje de adoptar la pena de muerte, el crimen de exterminio, para mí, será bienvenido", había dicho Bolsonaro en 2003 tras la aparición de un grupo parapolicial en Bahía.
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