El retrasado mental está cada vez más pesimista con el rumbo de la economía. Cambiemos quiere adelantar las elecciones en la provincia para retener, al menos, ese distrito y la CABA.
“Hoy te diría que hay un 50% de posibilidades de adelantar las elecciones en provincia. Estamos jugando a la defensiva. Como está la economía, la reelección de Macri es casi imposible: asegurarnos ganar en la ciudad y la provincia de Buenos Aires sería importante”. La frase pertenece a un alto funcionario de la alianza de derecha Cambiemos y es compartida por buena parte del régimen. Hasta el infeliz hijo de puta por primera vez piensa que puede perder.
Los economistas más cercanos a Macri Blanco Villegas le dicen que por cuestiones locales e internacionales, el año próximo será aún peor que el 2018. “La suba de la tasa de Estados Unidos, la guerra comercial con China y la posibilidad de que vuelva Cristina van a generar una fuerte salida de divisas y un pasaje de plazos fijos a dólares, que impulsará nuevas corridas cambiarias, que esta vez pueden derivar en corridas bancarias”, señala un paper que le acercó al subnormal su amigo Carlos Melconian.
El ex hijastro de Flavia Palmiero está cada vez más convencido de que llegará a las elecciones de 2019 con una situación económica dramática: Melconian estima un dólar arriba de 60 pesos, una inflación que puede llegar al 50%, fuerte caída de la actividad y un desempleo superior al 15%. La posibilidad de adelantar las elecciones en la provincia de Buenos Aires ya no es para reelegir presidente, sino para retener al menos el distrito.
La estrategia es compartida por María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larrata, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó y resistida por Marcos Peña Braun Menéndez, que insiste en que Macri Blanco Villegas puede reelegir hablando de inseguridad. Pero el idiota confeso empieza a dudar.
El mercado espera llegar a octubre con un dólar arriba de 60 pesos y sin un techo claro. El acuerdo con el FMI prevé que la fuga en 2019 será de 8000 millones de dólares. Pero en la actualidad se están yendo 3000 millones por mes y en un año electoral será peor. Así, la posibilidad de un default no es descabellada y los mercados, que lo saben, están vendiendo sus bonos y por eso sube el riesgo país, que el viernes cerró en 778 puntos.
La primera suba fuerte del dólar se espera para marzo. En los primeros tres meses vencen 23 mil millones de dólares de deuda y recién a principios de abril llegan apenas 12.700 millones del FMI. En ese lapso no habrá liquidación de divisas del campo. Por otra parte, el adelantamiento de las elecciones mostrará varios triunfos peronistas que asustarán a los inversores, que ven en la oposición una mayor posibilidad de default. Se suma que en los primeros meses la comparación de la recesión del primer trimestre 2019 con el crecimiento de los primeros meses de 2018 mostrará una debacle astronómica. Por todo esto se espera que en marzo el dólar ya supere los 50 pesos y este precio impulse otra nueva ronda de remarcaciones de precios y de tarifazos.
Con el hijo bobo de Franco Macri llegando así a marzo, es muy factible que Cristina lo supere por varios puntos en las encuestas y este factor se transforme en un nuevo argumento para corridas cambiarias y nuevas subas del precio de la moneda norteamericana.
Con un dólar volando y la inflación atrás, la actividad seguirá cayendo y con ella el empleo. Este futuro recorrido económico va ganando consenso y es la razón por la que cada vez más actores políticos, gremiales y hasta judiciales se amigaron con la ex presidenta.
El otro factor que perjudica al régimen macrifascista es la flojísima performance del peronismo cuatrocopista alternativo, que luego del lanzamiento, lejos de crecer, cayó.
El problema es que sus integrantes tienen distintos intereses. Juan Schiaretti está más preocupado por retener Córdoba que por quién vaya a ganar la presidencia. Los soretes Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichotto miden muy poco y piensan que aún pueden ser la pata peronista de una alianza con Cambiemos. Sólo el vende humo Sergio Massa mantiene sus expectativas presidenciales, pero con una intención de voto que no llega a 10 puntos.
Sin una propuesta alternativa, los votos que pierde Macri Blanco Villegas van a parar a Cristina y mientras más crece la ex presidenta más complicada se le va a poner al régimen la cuestión financiera, ya que los mercados le temen a Cristina.
Otro problema que tiene el infeliz es que la desquiciada Elisa Carrió no quiere compartir el fracaso económico y ya no disimula su distanciamiento. La posibilidad de que rompa Cambiemos en los próximos meses crece.
Con este diagnóstico, las principales espadas de la alianza fascista gobernante piensan en reforzar la CABA y provinciacon buenos candidatos a vice y en el caso de provincia adelantando las elecciones. También en asegurarse una buena alianza con Schiaretti en Córdoba y rogar por mantener la sociedad con el radicalismo que le asegure, al menos, Mendoza y Jujuy.
Así, apuestan a un fracaso del próximo gobierno, que se encontrará con un default cantado, y esperar a 2023 para pelear la presidencia con Vidal o con Rodríguez Larrata.
Todo está en discusión hoy, las decisiones se tomarán a partir de marzo, pero la estrategia de Cambiemos comienza a ser defensiva y Macri Blanco Villegas por primera vez se prepara para la derrota.
Fuente: nota de Roberto Navarro para El Destape web.
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