lunes, 10 de septiembre de 2018

En el conurbano bonaerense, una familia gasta en comer un 30% más que en enero

Según un relevamiento privado, un hogar que a principios de año pagaba 6 mil pesos para completar la Canasta Básica Alimentaria, hoy debe contar con 8 mil para estar fuera de la línea de la indigencia.


Una familia que vive en el conurbano bonaerense gasta para alimentarse un 30% más que a principios de año, teniendo que desembolsar 8 mil pesos únicamente en comida para mantenerse fuera de la línea de la indigencia, de acuerdo a un relevamiento privado.

Los datos surgen del Índice Barrial de Precios, elaborado en base a 20 distritos del Gran Buenos Aires por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI), desde donde advierten que, si la inflación se mantiene a este ritmo, a fin de año la suba podría superar el 44%.

Para el cálculo se tiene en cuenta a 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos y, según esa metodología, en agosto los precios aumentaron un 3,64%, impulsados principalmente por los gastos que la gente realiza en la carnicería y en el almacén.

El incremento acumulado en estos primeros ocho meses es de 30,32%, lo que significa que una familia de dos adultos y dos niños pequeños que a fines de 2017 necesitaba $ 6.144,98 para solventar su consumo mensual de alimentación, en agosto pasado debió contar con $ 8.007,93, es decir casi 2 mil pesos más que en diciembre para cubrir los mismos gastos.

En una población vulnerable como es la de muchos sectores del Gran Buenos Aires, que según el INDEC cuenta con más de 743 mil personas en situación de indigencia, es decir que no llegan a solventar la canasta básica, la suba se vuelve más importante y amenaza con arrastrar a más gente debajo de esa línea.

El panorama se agrava al tener en cuenta que en el conurbano bonaerense hay más de 500 mil personas sin empleo y con más del 50% de la gente trabajando de manera precaria o con un puesto inestable, de acuerdo a los datos del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.

Para realizar el cálculo, desde ISEPCI relevaron que un hogar gastaría unos 2.500 pesos en la carnicería, más de 4 mil en el almacén y alrededor de 1.400 en la verdulería. 

Sin embargo, desde diciembre los precios aumentaron en cada lugar: las carnes subieron 34,79% (el consumo pasó de $ 1.872,01 a $ 2.523,38), los productos de almacén un 31,36% (de $ 3.087,65 a $ 4.056,18), mientras que frutas y verduras subieron 20,50% (de $ 1.185 a 1.428,38).

En cada lugar, hubo artículos cuyo precio se elevó considerablemente. Por caso, lo que más aumentó está en el almacén: la harina de trigo pasó de 13 a 24 pesos, lo que representa un 84,62%; mientras que el pan y los huevos pasaron de 30 a 50 pesos, un 66,67%.

Ese mismo porcentaje se evidenció en la acelga, que pasó de costar 15 a 25 pesos, con productos que tuvieron una fuerte alza durante 2018: la cebolla se fue de 15 a 24 pesos (60%) y el tomate de 30 a 45 (50%). En la carnicería, lo que más subió fue el precio del pescado, que se fue de 100 a 150 pesos (50%), seguido del espinazo, de 50 a 70 (40%) y el pollo, de 38 a 52 pesos (36,84%).

El organismo que conduce Isaac Rudnik vaticinó que, si los precios se mantienen subiendo a este ritmo, la canasta básica aumentaría un 44% en total a lo largo del año. “Lejos de atenuarse, desde principios de año la inflación de la Canasta de Alimentos se fue acelerando, por lo que esta proyección podría quedarse corta”, advirtieron.

“El último día de diciembre pasado el dólar valía 19 pesos por unidad. Con el valor actual, el impacto sobre los precios de los alimentos seguramente continuará trasladándose aceleradamente en los próximos meses, generando una fuerte incertidumbre entre los sectores que cuentan con menores ingresos”, argumentaron.

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