Unas horas después que el Senado convirtiera en ley el proyecto que limita los aumentos de tarifas y obligara Mugrizio Macri Blanco Villegas a vetarlo, uno de los hombres claves del Ministerio de Energía que conduce Juan José Aranguren, presentó su renuncia indeclinable.
Marcelo Blanco dejó la Subsecretaría de Coordinación Administrativa, cargo al que accedió luego de pasar por Nación Fideicomisos, donde le tocó lidiar con los contratos de gasoductos de Odebrecht y otros expedientes tóxicos de los años del kirchnerismo.
Amigo del ministro Luis Caputo -lo sucedió en el cargo en el Deustche Bank-, Blanco venía piloteando la venta de Transener, que enfrenta una fuerte resistencia del radicalismo por lo que el régimen macrifascista puso en paréntesis esa operación.
Sin embargo, ya se designó a Price para que lidere la venta y se esta terminando de armar el data room y los documentos para sacar el pliego en un máximo de dos meses.
Como subsecretario de Administración, Blanco ordenó los procesos de la cartera de Aranguren, pero su perfil nítidamente financiero empezó a tirarle una vez que terminó ese trabajo.
Sin embargo, a nadie en el sector se le escapa que Blanco deja el cargo en el preciso momento que crecen las críticas en el mundo privado hacia la gestión de Aranguren, que pasó de una posición de libre mercado a ciertas decisiones similares como las que tomaba Guillermo Moreno, por ejemplo, forzando un congelamiento del precio de los combustibles, del que ahora no se ve con claridad como saldrá.
Las distorsiones que esa decisión provocó en el mundo de la energía se agravaron tras la devaluación, provocando tensiones entre refinadores y productoras de crudo y entre gasíferas y generadoras de electricidad.
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