Jacquelinen Chumbita, una de las cadetes torturadas en la Escuela de Policía riojana, contó que durante los entrenamientos los oficiales se negaban a asistir a los aspirantes que se desmayaban. Dijo que "fue un milagro que no pasara algo más grave" y aseguró que a ella la obligaron a firmar su baja cuando ya estaba inconsciente.
El horror que vivieron los cadetes de la Escuela de Policía de La Rioja por el brutal entrenamiento durante su ingreso, que terminó con la muerte de Emanuel Garay, sigue causando estupor. Jacqueline Chumbita, una de las cadetes que había aprobado el test para empezar a trabajar en las fuerzas, contó más detalles sobre el día en que los seis policías torturaron a los aspirantes. "Nos tuvieron parados dos horas al sol, mis compañeras se desmayaban y los instructores repetían todo el tiempo 'déjenlas que se mueran, una menos’”, relató la riojana de 19 años que buscaba entrar a la Policía provincial.
Chumbita narró que los sometieron a una rutina sumamente intensa mientras les prohibían tomar agua y que incluso los pisaron para que sus manos entraran en contacto con “la sarten”, la cancha de básquet que lleva ese nombre por la temperatura que alcanza. A ella, en particular, le hicieron firmar la baja cuando estaba inconsciente después de tanto maltrato y con un cuadro de deshidratación severo, que derivó en complicaciones renales.
Luego de que salieran a la luz los chats entre los principiantes que sobrevivieron a los malos tratos, Chumbita contó que a ella también intentaron silenciarla cuando su madre empezó a denunciar lo sucedido. “Los cadetes sobrevivientes tienen miedo de salir a hablar, pero acabaron con la vida de un joven, ¿cómo no vamos a hablar si sólo nosotros sabemos lo que pasamos? Algunos querían contar y otros nos callaban pero yo ya no le tengo miedo a nadie”, manifestó en declaraciones a FM La Patriada.
La cadete contó que ese día tanto ella como sus compañeros tuvieron que estar dos horas parados bajo el rayo del sol y sin agua potable, mientras sus superiores tomaban líquido enfrente de ellos. Chumbita dio más detalles sobre el comportamiento de la comisario Adriana Rodríguez, quien aparece en la foto difundida pateando a un cadete obligándolo a mantener la cabeza bajo el agua en el río. “Ella nos dijo, ‘ustedes no son dueños de nada y de nadie’. Nos preguntaba si queríamos agua y la tiraba al piso para que la tomáramos de ahí”, relató. Rodríguez es una de los ocho policías detenidos que están siendo indagados por la Justicia, junto a otros seis cadetes superiores.
Luego el entrenamiento se volvió mucho más intenso. “Después nos llevaron a trotar a la pileta con agua sucia y como perritos íbamos a tomarla, algunos tomaron además del llamado 'pozo de la muerte' donde hay animales muertos”, completó la cadete.
Pero lo peor para los aspirantes llegaría tiempo después, cuando los llevaron a “la sartén”. “Ahí nos quemaron las manos con el piso, las instructoras nos pisaban las manos. Fue un milagro que no pasara algo más grave. Le dije a la comisario Rodríguez que mi cuerpo no daba más, entonces me fui a bañar y me obligaron a firmar la baja cuando estaba inconsciente”, narró y agregó que "cuando recuperé la conciencia, me desperté en terapia intensiva, tenía el cuerpo lleno de moretones. Aún estoy en el hospital recuperándome de lo que vivimos en la escuela".
Además, Chumbita dijo que sigue “luchando por el sueño de ser Policía” y sentenció: “no voy a dejar que todo esto haya sido en vano. La tortura costó la vida de un joven, no tenían por qué pisarnos nuestros sueños”. La cadete recordó que poco antes de que empezara “el baile”, se lo cruzó a Garay, el joven de 18 años que falleció en el hospital a los pocos días. “Él me contó que estaba muy contento por haber entrado. Teníamos mucha adrenalina por cumplir esta meta, este sueño.”, manifestó.
El miércoles se organizó una multitudinaria marcha para exigir Justicia en la provincia, después de que se confirmara que la formación quedaría fuera del ámbito de la secretaría de Seguridad y pasaría a estar en la órbita del Ministerio de Educación. "Ahora me tocó a mi, pero le podría haber pasado a cualquiera. Por eso espero que su muerte no haya sido en vano; no pedimos que cambie sólo la escuela de policía si no toda la policía y que les den la máxima pena a los responsables de este crimen", exigió el padre del joven.
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