El ex presidente de Bolivia no llegó al país antes para no opacar la asunción del nuevo presidente. Las gestiones aceleradas del canciller Solá, los otros refugiados bolivianos y el papel de Cristina Fernández de Kirchner.
Evo Morales no quiso opacar la asunción de Alberto Fernández a la presidencia Argentina. Por eso mismo, el ex presidente de Boliva se contactó con el nuevo mandatario argentino el mismo 10 de diciembre con dos mensajes bien claros: felicitarlo por su nuevo cargo y pedirle si podía empezar los trámites para refugiarse en el país.
Fernández no lo dudó un instante. Ni bien cortó la llamada con Evo Morales encomendó a su flamante canciller, Felipe Solá, para que acelere los trámites jurídicos para darle refugio a Morales. Al mismo tiempo se le comunicó la decisión a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
“Evo quería estar tranquilo en términos legales y venir a la Argentina en calidad de refugiado y no de asilado”, explicó uno de los funcionarios de la Cancillería que estuvo a cargo del operativo para traer al ex presidente boliviano.
Todo se llevó delante en forma secreta y, en un trámite veloz, Solá recibió una carta del propio Morales pidiendo su refugio político en la Argentina. A partir de allí el Canciller puso en marcha todo el andamiaje legal del Palacio San Martín para avalar vía la Comisión Nacional de Refugiados la figura legal que le permitió a Morales ingresar a la Argentina bajo un estatus jurídico más elevado que el de asilo político. En general, estos trámites pueden demorar hasta meses. Pero aquí se hizo en forma inmediata teniendo en cuenta el reclamo humanitario que planteaba Morales para ver a sus hijos y estar más cerca de su país.
La ex ministra de Salud de Morales, Gabriela Montaña, y el ex vicepresidente Alvaro Lineras, fueron otros actores clave en todo el tramiterío legal. Ayudaron a la Cancillería argentina a facilitar la documentación necesaria y junto a ella se les otorgó también el visado de refugiado a otros cuatro ex funcionarios de Evo Morales que ya habían ingresado hace 20 días vía terrestres a la Argentina.
Según se supo, tanto Alberto como Cristina fueron informados en cada minuto de los avances del trámite para recibir a Morales. Un funcionario de la Cancillería, además, señaló que el operativo se montó después de que Miauricio Macri Blanco Villegas se fuera del poder para evitar cualquier injerencia del ex canciller Jorge Faurie.
Una vez que tuvo todas las confirmaciones legales, y que Felipe Solá le avisó que estaba en condiciones de venir al país, Morales se trasladó de Cuba a México y de allí viajó anteayer acompañado por dos diplomáticos de México enviados por el presidente Andrés Manuel López Obrador para asegurarse de que todos los papeles de calidad de refugiado del ex presidente de Bolivia estuvieran en orden. De hecho, fueron estos mismos funcionarios los que estuvieron con Morales en el aeropuerto de Ezeiza en la Dirección de Migraciones para corroborar todos los pasos legales.
Evo Morales tiene previsto descansar unos días y estar junto a sus dos hijos, Evaliz y Alvaro Morales. Estará en el departamento que estos tienen en Buenos Aires y, por pedido del Gobierno, el líder del MAS tendrá custodia permanente de la Policía Federal para moverse.
“Por ahora no tiene previsto reunirse con Alberto pero han hablado por teléfono y le agradeció mucho al presidente argentino”, dijo una fuente de la diplomacia boliviana del ex gobierno de Morales.
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