Los megafondos BlackRock y Pimco lideraron la propuesta, que esta semana le entregaron al equipo económico del presidente electo.
Alberto Fernández ya tiene una primera propuesta de renegociación de la deuda en manos privadas, con una masa crítica capaz de empujar una adhesión que imponga la solución. La iniciativa se la acercaron esta semana a sus equipos técnicos y es liderada por los mega fondos de inversión Blackrock y Pimco, dos de los tres grandes inversores en la Argentina de los últimos cuatro años, junto con Templeton.
La propuesta de Blackrock y Pimco fue elaborada con la participación del JP Morgan y en esencia plantea postergar el pago de capital por cinco años, pero no imponer quitas ni bajas de tasas. También mantiene el pago al día de los intereses de la deuda, pero con una salvedad importantísima: estarían dispuestos a prestarle al nuevo gobierno al menos unos 5.000 millones de dólares -que podrían estirarse hasta 10.000 millones-, para que pague los intereses durante los primeros años.
Tiene cuatro grandes atractivos para Alberto Fernández: por un lado, no tiene quita sobre el capital y va en línea con lo que postula el futuro ministro Martín Guzmán. Esto permitiría cerrar el acuerdo más bien en el corto plazo. Buscar una quita de capital que golpee los balances de los fondos implicaría una negociación con más fricción y más larga, tal como advirtió Susan Segal del Council of Americas el último martes. Un alargamiento en los plazos dejaría durante más tiempo al sector privado sin acceso al financiamiento. Por eso la fecha límite que se puso Guzmán es marzo del año próximo.
Por otro lado, le daría cinco años de gracia para el pago del capital, y no dos como en la propuesta de Guzmán; de esta forma Alberto Fernández no debería pagar capital de deuda durante todo su mandato con los bonistas privados. Solo en 2020, de capital se ahorraría el pago de unos 9.300 millones de dólares.
Sin embargo, los pagos de los intereses de deuda no se postergarían. Y en caso de que los funcionarios argentinos señalaran que tampoco hay dinero para cubrir los aproximadamente 3.900 millones de dólares que hay que pagar en 2020 por bonos bajo ley extranjera (y los 4.500 millones de dólares de intereses por deuda bajo ley argentina), los fondos estarían dispuestos a poner sobre la mesa 5.000 millones de dólares para cubrir los intereses.
Sin acceso a los mercados, que los fondos aporten "plata fresca" es un incentivo interesante para el gobierno. Como esta propuesta es para el inicio de la negociación, es factible que los fondos de inversión estén dispuestos a ampliar ese financiamiento para el pago de intereses y las fuentes consultadas no descartaron que el aporte se estire hasta los 10.000 millones de dólares.
Y el cuarto atractivo consiste en que estos dos fondos, junto con una serie de fondos más chicos que ya respaldaron la propuesta, reúnen al 65% de los bonos, lo que dejaría a Guzmán cerca del piso necesario en cada serie de bonos para que el resto de los bonistas se vean compelidos a aceptar la propuesta.
De todos modos, el primero que deberá aceptar la propuesta es Guzmán y seguramente tenga sus objeciones porque con este esquema de reestructuración, la deuda sigue creciendo. "Dudo que Guzmán acepte este tipo de step-up porque esto patea el problema para más adelante y agranda la deuda, cuando el tema de la deuda hay que resolverlo de raíz", opinó un importante analista bancario de Wall Street.
A priori, el FMI vio la propuesta y no le encontró objeciones, solo aclaró que como acreedor privilegiado corresponde que sea el primero en cobrar 44.500 millones de dólares que le dio al país entre 2018 y 2019.
En este sentido, el analista consultado dijo que duda que el FMI respalde una propuesta de reestructuración sin antes conocer el plan macroeconómico del gobierno para que la deuda vuelva a ser sustentable. Aunque cabe aclarar que Alberto Fernández confirmó en la presentación de su gabinete que "ya venimos trabajando silenciosamente con el FMI".
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