Pietragalla ingresó ayer a la tarde en las oficinas de la Secretaría en la ex ESMA y en las próximas horas asumirá formalmente el cargo. Su historia y su trayectoria desde 2003, cuando recuperó su identidad. El nieto recuperado renunció a su banca de diputado para asumir.
Horacio Pietragalla será el nuevo secretario de Derechos Humanos de la Nación. Tras varias semanas de incógnita en torno de quién quedaría al frente del área, el nieto recuperado renunció el martes a la banca que había asumido en 2017 en la Cámara de Diputados para hacerse cargo del puesto que hasta el viernes pasado estuvo en manos de Claudio Avruj. Ayer a la tarde ingresó en las oficinas de la Secretaría en la ex ESMA y se espera que en las próximas horas asuma formalmente el cargo.
El nombre de Pietragalla venía resonando con fuerza desde que la danza de candidatos para integrar el Gabinete de Fernández era solo eso: una danza. Remo Carlotto, uno de los hijos de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, era el otro nombre que se mencionaba. Uno u otro reflejan, no obstante, el regreso de la Secretaría a un terreno cercano al movimiento de los derechos humanos y vinculado con sus orígenes, de donde la gestión de Miauricio Macri Blanco Villegas supo correrla.
El año 2003 no fue uno más para Horacio Pietragalla, quien hasta entonces tenía otro nombre. Aquel fue el año en el que recuperó su identidad, y supo que sus padres biológicos habían sido asesinados por el terrorismo de Estado, y fue también cuando comenzó una carrera política que, ahora, sumó un nuevo peldaño: la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
“El día que confirmé que mis padres eran desaparecidos y asesinados por la Triple A y la última dictadura militar que nos tocó sufrir a todos los argentinos no fue tan sorprendente para mí”, había contado Pietragalla Corti en la conferencia de prensa que las Abuelas de Plaza de Mayo realizaron para anunciar la restitución de su identidad. Él fue el primer “nieto recuperado” en protagonizar el anuncio a la prensa desde la sede central el organismo.
Llegó a Abuelas luego de que, desde la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad le confirmaran que era hijo de los militantes Horacio Pietragalla, asesinado por la Triple A en 1975, y Liliana Corti, asesinada en 1976 en el marco de un operativo que montó la dictadura cívico militar para secuestrarla. Y no se fue más. Se sumó allí al grupo de nietes recuperades que colaboran con la búsqueda encabezada por las “viejas”, como suelen llamarlas cariñosamente, y desde ese espacio comenzó a acercarse a la política.
Su participación en ese organismo que centra su objetivo en la búsqueda de bebés que, como él, fueron apropiados durante la última dictadura, le permitió conocer a varios compañeros y compañeras de su papá, “Chacho”, con quienes de a poco fue construyendo su historia. Unos años después, y tras pensarlo mucho, dio un paso más hacia la militancia política barrial: en un pequeño local del barrio de Lugano -donde creció- fundó una unidad básica del Partido de la Victoria. Poco después, en 2011, y con la confianza de quienes compartían con él la unidad básica, se sumó a La Cámpora. Allí, colaboró con la construcción de la Secretaría de Derechos Humanos de la organización, de la que es referente.
Ese mismo año debutó como diputado nacional, cargo que mantuvo hasta diciembre de 2015. “Soy el diputado de las Abuelas”, aseguró al asumir. El último proyecto de ley que presentó durante aquel mandato, y que elaboró en conjunto con la Secretaría de Derechos Humanos nacional, eliminó los límites temporales para realizar el reclamo por beneficios para aquellos que fueron víctimas de delitos de lesa humanidad. El proyecto, llegando al cierre de aquel ciclo, fue convertido en ley por el Senado de manera unánime.
Tras la llegada de Cambiemos al gobierno nacional, Pietragalla resistió poco más de un mes al frente del Archivo Nacional de la Memoria, en donde había sido nombrado desde el 6 de diciembre de 2015. El 20 de enero del año siguiente, vía decreto, el hijo bobo de Franco Macri lo removió y en su lugar nombró al afín Gustavo Peters Castro.
La carrera política de “Horacito”, como lo llaman cariñosamente en Abuelas de Plaza de Mayo, siguió en Santa Cruz, donde fue secretario de Derechos Humanos, en el marco de la gestión de Alicia Kirchner, hasta las elecciones de 2017. Desde el sur argentino, organizó el Encuentro Federal de Derechos Humanos que, durante los últimos tres años, reunió a funcionarios y referentes del área y para consensuar críticas a la gestión de Cambiemos no solo relativas a las acciones u omisiones con el terrorismo de Estado, sino también con el rol del Gobierno frente a la situación regional.
La última edición del encuentro fue en septiembre pasado, en la ex ESMA. Su organizador apuntó que llegó “con un aire totalmente distinto” en el contexto del cambio de Gobierno. Antes de las elecciones generales, Pietragalla tenía fe de que los resultados le darían una victoria a Alberto Fernández: “A partir del 10 de diciembre, vamos a tener un gobierno que va a volver a poner la atención en estos temas y que va a tratar de recuperar todo lo que perdimos en materia de derechos humanos”, apuntó.
De regreso a la Cámara Baja desde 2017, Pietragalla fue un activo legislador. En más de una sesión se cruzó fuerte con Nicolás Massot, jefe del bloque de Cambiemos y nieto del dueño del diario golpista de Bahía Blanca La Nueva Provincia. Tras oír el discurso con el que Alberto Fernández inauguró su jefatura de Estado frente a un recinto repleto, presentó su renuncia a la banca para asumir su nuevo rol de secretario.
Fuente: nota de Ailín Bullentini para Página/12
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