Lanzan campañas municipales y se preparan para limar asperezas con el peronismo en caso de retener sus distritos.
"Vecinalismo puro" se convirtió en el nuevo lema de los intendentes de Juntos por el Cambio en el conurbano bonaerense que ya le sueltan la mano a Miauricio Macri Blanco Villegas y relanzan sus campañas ancladas en temas municipales, en un intento desesperado de retener los distritos.
La ola peronista dejó en una situación de extrema debilidad a muchos intendentes macrifascistas que ahora admiten que apelarán a un delivery masivo de boletas cortadas y piensan en cambiar de estrategia de cara a octubre. La premisa que comparten es que no recibirán a funcionarios nacionales e intentarán "municipalizar" los debates.
El tema se charló hasta la madrugada en el asado que compartieron el martes de la semana pasada en el quincho municipal de Vicente López con Jorge Macri como anfitrión. El primo del subnormal, su par de San Miguel, Jaime Méndez, y el sanisidrense Gustavo Posse fueron los únicos que no sufrieron el arrastre del retrasado mental y María Eugenia Vidal.
A Macri y Posse en tono ganador se sumaron varios intendentes emblemáticos del oficialismo que se mostraron consternados por el impacto de las PASO. Entre ellos estuvieron Martiniano Molina (Quilmes), Nicolás Ducoté (Pilar) y Diego Valenzuela (Tres de Febrero). Néstor Grindetti (Lanús) se ausentó con aviso.
Cuando analizaron los resultados, coincidieron -con matices- en la urgencia de despegarse de Macri Blanco Villegas. Sin embargo, hicieron una salvedad con María Eugenia Vidal. "No vamos a descuidar a la provincia. Haremos campañas de tono vecinal pero ninguno va a negar que las cosas que pudimos hacer fueron gracias a ella", dijo uno de los intendentes más cercanos a la gobernadora fascista.
En ese sentido, preparan una cumbre con Vidal para esta semana y asumen que tanto ella como sus funcionarios harán bajadas al conurbano hasta el final de la campaña. En cambio, dan por hecho que al hijo bobo de Franco Macri "no se le ocurrirá" pisar sus territorios, en una frase de tono imperativo.
Entre los municipios hay una excepción: Vicente López, un territorio en el que admiten que podría desembarcar el idiota confeso en alguna recorrida si logra recuperarse del resultado lapidario de las primarias. En la provincia ya imaginan que el distrito que comanda Jorge Macri se volverá un sitio de cobijo para muchos dirigentes que se queden en el llano después de la elección, al igual que otros piensan en la ciudad de Buenos Aires, en caso de que Horacio Rodríguez Larrata logre retener el distrito.
Entre los intendentes circulan también ciertos reclamos solapados. "Algunos planteamos desde hace tiempo la necesidad de municipalizar la discusión. Otros estuvieron más preocupados en hacer carrera política para saltar a la Legislatura o a algún cargo nacional", dijo uno de ellos.
"Parece que les avergüenza hablar de poner luces o barrer las calles, pero eso es lo que hace un intendente. Eso es lo que tenemos que contar, las cosas que hicimos en los municipios y lo que nos quedará sin poder terminar en caso de que no nos reelijan", agregó.
El "vecinalismo" no regirá sólo de cara a octubre. Los intendentes ya hablan del estallido de Cambiemos y de la posición de debilidad en la que quedarían frente a un gobierno peronista, por eso ya admiten que necesitarán tender puentes con Axel Kicillof y temen ser discriminados en los repartos.
"María Eugenia nunca lo hizo, ella les dio a todos por igual, solo hay que mirar Lanús y comparar con distritos de la tercera sección como Lomas, Brown o Avellaneda. Nunca hizo una diferencia", sostuvo uno de los intendentes que participó del asado.
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