Los empresarios analizan cómo hacer un "garrochazo elegante" para no quedar tan en ridículo como Galperín

No quieren repetir el papel del dueño de Mercado Libre. El resentimiento con Miauricio Macri Blanco Villegas

Los empresarios top de la Argentina debaten por estas horas el método más sutil para acercarse a Alberto Fernández luego de su triunfo en las primarias

El "garrochazo elegante" del que hablan en el Círculo Rojo es todo un tema de estudio luego de la patética imagen que dejó Marcos Galperín.

El dueño de Mercado Libre militó para Miauricio Macri Blanco Villegas en la campaña, se peleó públicamente con Juan Grabois y luego se arrastró hasta las oficinas de Alberto Fernández tan sólo 48 horas después de su victoria.

La necesidad que tienen de hablar con el candidato peronista los principales hombres de negocios de la Argentina, quedó en evidencia en las declaraciones del "rey de la soja", Gustavo Grobocopatel, otros de los que en su momento dio un apoyo blindado al hijo bobo de Franco Macri. 

"Aún no hablé con Alberto Fernández, como empresario tengo la obligación y el derecho de ponerme al servicio y colaborar en el proceso más allá de que llegue a ser presidente o no", se justificó y se sumó al nuevo deporte favorito entre los hombres de negocios que es criticar al ex hijastro de Flavia Palmiero: "Macri me decepcionó en materia económica pero confío en un nuevo gobierno con las rectificaciones correspondientes".

A los empresarios no les preocupa la reacción que pueda tener Macri Blanco Villegas. De hecho, están enojados con el idiota confeso porque creen que tuvo incidencia en el avance de la causa de las fotocopias de los supuestos cuadernos que los hizo desfilar por Inodoro Py.

En el empresariado hay recelos con Nicolás Caputo, socio principal y "hermano del alma" del retrasado mental Creen que "Nicky" intentó aprovechar el maremoto de los cuadernos para ofrecerse como puerto seguro de las empresas a la deriva.

Los empresarios están preocupados, en cambio, por la imagen que puede dejar el garrochazo tanto ante la opinión pública como ante el propio Fernández. Creen que se los puede tildar de oportunistas y de desesperados si no aciertan en el modo de perpetrar la pirueta.