El ex hijastro de Flavia Palmiero prefirió esta vez confiar en Emilio Monzó y Rogelio Frigerio para que conduzcan las gestiones con las fuerzas opositoras en el Congreso.
La negociación por el Presupuesto 2019 en el Congreso es un tema de máxima relevancia para el régimen fascista de Mugrizio Macri Blanco Villegas. El oficialismo no solo intenta aprobarlo, lo cual tendría prácticamente garantizado, sino hacerlo con holgura para poder dar una señal hacia el exterior, en este momento en el cual busca inversiones desesperadamente.
Con el objetivo de lograr un resultado lo más favorable posible, el régimen entabló diálogos con todos los bloques opositores, incluso con el kirchnerismo, a través de uno de sus dirigentes más importantes, Máximo Kirchner.
La gran novedad, según reveló el operador perdiodístico Mariano Obarrio en el pasquín ultraoficialista La Nazión, es que esta vez el retrasado mental no encomendó esta tarea a su hombre de mayor confianza, el devaluado Marcos Peña Braun Menéndez, sino el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.
Son ellos entonces los encargados de negociar trabajosamente con los distintos sectores del peronismo: el FPV-PJ, el Bloque Justicialista y el Frente Rejuntador.
En algunos casos, el objetivo es que presten sus votos para alcanzar una cifra de aprobaciones que supere con la mayor comodidad posible los 130 necesarios para que el Presupuesto 2019 tenga media sanción en le cámara baja.
En otros, la idea es lograr tal vez algunas abstenciones o ausencias para bajar todo lo que se pueda la cantidad de rechazos, lo cual también funcionaría como señal de confianza para los esquivos inversores.
Frigerio, a su vez, apura los acuerdos también con gobernadores y senadores, para obtener el apoyo necesario que finalmente el presupuesto se convierta en ley. Ese fue el motivo principal de su reciente encuentro con el senador sorete Miguel Ángel Pichotto, hombre clave en ese cuerpo.
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