Por Darío Pignotti, desde Brasilia, para Página/12
A nueve días de las elecciones en Brasil, el Supremo Tribunal Federal levantó la prohibición impuesta por una jueza aliada de Sergio Moro y Lula podrá hablar con la prensa desde su encarcelamiento en Curitiba. Reforzará así el respaldo a su candidato, Fernando Haddad, que sigue creciendo en las encuestas.
El Supremo Tribunal Federal autorizó ayer que Luiz Inácio Lula da Silva conceda entrevistas a la prensa derribando una prohibición impuesta por una jueza de primera instancia aliada de Sergio Moro, el responsable de Lava Jato.
La determinación del juez Ricardo Lewandowski, del Supremo Tribunal, consideró inapropiado "censurar a la prensa y limitar el derecho del preso de tener contacto con el exterior, así como ejercer su autodefensa".
La sentencia puso fin a cinco meses y ventiún días de virtual cautiverio al que fue sometido Lula en la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, donde también se le prohibió grabar spots para la campaña presidencial de su pupilo Fernando Haddad.
Lewandowski mencionó los "innumerables antecedentes" de autorizaciones libradas por el Supremo para que periodistas ingresen a presidios para realizar reportajes y que permitirlo en el caso de Lula no es más que garantizar la igualdad ante la ley. La sentencia es al mismo tiempo una victoria para el político encerrado y una bofetada para la "doctrina" de atropellos consagrada por Lava Jato. Por cierto, narcotraficantes alojados en cárceles de máximas seguridad federal fueron reporteados por la televisión brasileña.
Al restablecer el derecho a la palabra de Lula también se lo habilita para actuar de manera más explícita en la pelea presidencial. Su entrevista a Folha de San Pablo, uno de los medios autorizados, probablemente será un pronunciamiento de impacto en el electorado de cara a la primera vuelta del próximo 7 de octubre.
El 11 de septiembre, Lula, por entonces con el 40 por ciento de intenciones de voto contra el 20 de Jair Bolsonaro, anunció que desistía de ser candidato por el Partido de los Trabajadores, responsabilidad que confió en Fernando Haddad.
Su renuncia no le impidió permanecer en el centro de la disputa política. Desde la celda de Curitiba mantiene el comando de la campaña Haddad con quien se reúne regularmente.
Bajo la consigna "Haddad es Lula”, el ex intendente petista de San Pablo creció de forma acelerada en las encuestas, quintuplicando su intención de voto en dos semanas. Según Ibope tiene el 22 por ciento contra el 27 del capitán retirado del Ejército Jair Bolsonaro.
Y en las encuestas sobre un eventual balotaje, Haddad se perfila como posible vencedor gracias a los votos heredados de su hacedor político Lula.
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