Un auditoría interna reveló serias irregularidades en la empresa naval bonaerense. Desde la paralización de un trabajo por cuestiones políticas al desmanejo en la gestión del personal y sospechas de espionaje. Los detalles.
Una auditoría interna reveló el estado crítico en que el régimen fascista de María Eugenia Vidal dejó al Astillero Río Santiago (ARS), la emblemática empresa bonaerense dedicada a la construcción naval.
La planta operativa está prácticamente abandonada, con gran cantidad de grúas inactivas. Hay una falta generalizada de insumos. De más está decir que se suspendieron obras, algunas muy avanzadas.
De acuerdo al documento, se hallaron incumplimientos financieros y hasta ascensos de personal el último día. Llamó la atención de las nuevas autoridades una sala de monitoreo, instalada en 2018, desde la que se controlaban cámaras y micrófonos, algunos ocultos. Sospechan de espionaje a los trabajadores.
“Hubo una clara intencionalidad para que este estado de abandono se produjera. El objetivo era demostrar que había que cerrarlo”, indican desde la empresa naval.
Falta de inversión

La nueva administración, que habla de “un estado de abandono”, se encontró con que no hubo cuidado de las instalaciones, que hay “una falta de insumos generalizada” (como electrodos, gases y arena en las áreas técnicas). A esto se suma que “no funcionan gran cantidad de grúas y no hay mantenimiento alguno de camiones, máquinas de soldar, tornos, fresadoras”. En lo que hace a la faceta administrativa “no se cuenta con conexión de internet, papeles, fotocopiadoras ni teléfonos”.
Por estas razones, no pueden realizarse los procesos productivos normales “y el personal se encuentra sin posibilidad de desarrollar su labor habitual”, explicaron las autoridades del ARS en el informe que elevaron al ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la Provincia de Buenos Aires, Augusto Costa, quien es el funcionario en cuya órbita se encuentra el astillero.
Un dato permite mensurar la dimensión del astillero: hoy tiene 3150 empleados (al inicio de la gestión Cambiemos había 3522) y un presupuesto de 3.170 millones de pesos. En 2006 llegó a entregar barcos a Alemania.
Obras paralizadas

También se paralizó la ejecución de las obras en el otro buque, el “Juana Azurduy”, que ocupa “desde hace siete años la mayor grada de construcción que posee el astillero”.
El astillero también tenía un contrato firmado con la Armada Argentina (data de octubre de 2015) para la construcción de dos lanchas de instrucción para cadetes. “La obra de ambas lanchas se paralizó en el año 2017 con el incumplimiento del contrato de ambas partes: Armada Argentina y Astillero. Esta situación se mantiene hasta la actualidad con las lanchas ocupando las otras dos gradas de construcción del astillero”, se precisa en la auditoría.
A esto se suma:
• La paralización de la construcción de dos remolcadores desde el 2017.
• Un barco que ingresó al astillero para ser reparado también en 2017 sufrió un incendio parcial en 2018 “y desde entonces quedó abandonado”. Esto podría derivar en acciones judiciales por parte del armador.
• Dos barcos totalmente obsoletos, abandonados en el muelle. No hubo contacto con sus propietarios durante los últimos cuatro años.
• Una transformación estructural de un remolcador de un cliente privado se encuentra paralizada desde hace más de dos años.
• Otra irregularidad que saltó a la vista de la nueva administración es que diez barcos de pesca extranjeros (chinos y coreanos) utilizaron el muelle y algunos servicios básicos y de reparación del ARS que no fueron facturados en su totalidad, con documentación contractual incompleta. “Gracias a la intervención del personal del astillero y de las nuevas autoridades se consiguió facturar y cobrar un monto de aproximadamente de 12 millones de pesos”, se resaltó en el informe.
Incumplimientos financieros

Por ejemplo, bajo la gestión de la alianza de derecha Cambiemos se no ejecutó las pólizas de caución por incumplimiento de proveedores por un valor que ronda los 550.000 dólares, “pudiendo haber hecho uso de derecho a partir del año 2016, generando un perjuicio económico considerable”.
Se agrega un incumplimiento con el Banco Provincia contraído a raíz de la firma de una carta de crédito para afrontar contratos de construcción de barcos que luego no se ejecutaron (o se hicieron de forma parcial).
Desmanejos con el personal

Por otro lado, en mayo de 2018 se removió a gran parte de la cúpula gerencial, que personal de carrera. Ante los reclamos judiciales se dictó una medida cautelar que también incumplida por las autoridades cambiemitas. Varios de los echados iniciaron juicios por despido.
¿Espionaje?

Según pudo saberse, se toparon con una sala de monitoreo cerrada con llave donde había varios televisores. Desde allí se tenía el control de un amplio sistema de audio y video, distribuidos por el edificio.
En algunos sitios no está más la cámara (algunas se creen que eran “secretas”) pero sí el cableado, informaron desde el astillero a este medio.
La estructura dataría de 2018. También explicaron que no existía algo similar con anterioridad a esa fecha. Entre los hallazgos se cuenta un reloj que graba, un grabador a distancia y micrófonos portátiles.
“Desde esa sala controlaban las 24 horas. O había mucha paranoia o jugaron al espionaje. No se entiende bien”, señalaron desde el ARS. Las sospechas se multiplican porque si se tratara de una vigilancia técnica en el astillero se le debió haber notificado al nuevo presidente de la empresa, algo que no sucedió.
Despidos y ascensos bajo análisis

A esto se añade que el 5 de diciembre, a un puñado de días del cambio de gobierno, la gestión saliente promocionó como “jefes” a determinados empleados del astillero. En la actualidad se están analizando esos nombramientos. El macrifascismo repitió esta práctica en distintas esferas estatales.
Todas estas irregularidades surgen del primer relevamiento que se hizo sobre la gestión Cambiemos en el ARS. El nuevo presidente lleva pocos días en el cargo y, según pudo saberse, apunta a profundizar el análisis de situación. Espera cerrar un acuerdo con universidades nacionales para hacer auditorías técnicas y administrativas. Es decir, que lo relatado hasta aquí podría ser solo un primer pantallazo.
Fuente: nota de Francio Mizrahi para El Destape web
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