lunes, 11 de noviembre de 2019

Por caída del consumo, se come menos carne y fideos

Por Nicolás Fasolino para Diario Popular

Los argentinos comemos menos carne que en 2015. Ese año, consumíamos 118 kilos de carne por habitante y en 2019, 110 kilos. También se comen menos fideos: en 2016 consumíamos 9,1 kilos por habitante; en 2019 solo 8,5 kilos.


Datos que alarman y una realidad que la avala: la Argentina registró el nivel más bajo de consumo de carne vacuna de los últimos 60 años, cuestión que preocupó aún más a los especialistas del sector.

El dato fue dado a conocer por medio de un relevamiento de Defensa de Usuarios y Consumidores (DEUCO) -en base a datos oficiales del Ministerio de Agroindustria-, entidad que demostró, además, una baja en el consumo del pollo y las pastas.

De esta manera, mientras que en 2015 se consumió 118 kilos de carne al año por habitante, éste año ese número bajó a 110 kilos. Lo mismo ocurrió con los fideos, cuyo consumo se redujo, entre 2016 y 2019, de 9,1 kilos por habitante a 8,5 respectivamente.

"En 2015, los argentinos consumimos 59,4 kilos de carne vacuna por habitante al año, 46,8 kilos de pollo y 11,4 kilos de cerdo, totalizando 118 kilos anuales por habitante", indica el informe y agrega que "en los 10 primeros meses de 2019, ese consumo disminuyó a 110 kilos: 51,8 kilos de carne vacuna, 43 de pollo y 15 de cerdo, es decir, 110 kilos al año por habitante".

Esto se traduce, por lo tanto, en el nivel más bajo desde 1958. "Nunca se consumió menos carne vacuna que en 2019", detalla, al tiempo que señala como una de las principales razones "al aumento del 153% del precio de la carne vacuna" entre 2015 y este año, sumado "al deterioro del poder adquisitivo de la mayoría de los argentinos, afectados por la inflación, los tarifazos en los servicios públicos, los bajos incrementos salariales y jubilatorios, entre otros".

Por su parte, la carne de pollo, muchas veces usada como una segunda opción ante el alto valor de la carne vacuna, tampoco salió airosa de los fuertes aumentos: su precio incrementó, entre enero de 2016 y octubre de 2019 un 195 %. Bajo esta línea, el relevamiento informó que un kilo de pollo costaba en ese entonces 32,66 pesos y hoy vale 96,36. "Por esa razón, el consumo por habitante de carne de pollo, no aumentó respecto a 2015, sino que disminuyó: en 2015 el consumo al año por habitante fue 46,8 kilos y en 2019 es de 43 kilos", explica.

Este camino también lo siguió el cerdo, cuya carne "tuvo un crecimiento importante del precio al consumidor", dado que "en el período enero de 2016-octubre 2019, el incremento fue del 171%".

"El pechito de cerdo costaba $84.93 en 2016 y en octubre 2019 su precio fue de $230,37, según informa la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA). Sin embargo y pese al aumento del precio, la carne porcina es la única que viene creciendo en el consumo de los argentinos: en 2015 fue 11,4 kilos al año por habitante y en 2019 es de 15 kilos", puntualiza el informe.

Por otro lado, el consumo de los fideos también se vio afectado por la recesión. De hecho, su consumo en 2018 fue de 8,5 kilos al año por habitante, estadística que bajó a 8 kilos en 2019, y que, a su vez, está "muy lejos de lo registrado en el año 2016, cuando el consumo per cápita fue de 9,1 kilos, ubicándose entre los seis territorios que más pasta consumían en el mundo".

"Este producto también ha sufrido un incremento de precios extraordinario en el último año 2018; cuando la inflación anual fue del 50,4%. En este contexto, los fideos incrementaron un 115,4%, según reconoce la Unión de Industriales Fideeros de la República Argentina (UIFRA). Comparando los datos de abril 2016 y setiembre 2019, según el INDEC, los fideos secos se incrementaron un 219%: costaban $16,13 y ahora $52,45. Dentro del consumo interno, los fideos secos de menor precio captan el 48% del mercado, las grandes marcas solo un 7%, según un informe de Kantar Wordpanel", finalizó el documento.

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