En una conferencia que brindó en Miami, el economista cercano a Alberto Fernández afirmó que la decisión del presidente electo es iniciar el camino de la reestructuración de la deuda “lo antes posible dentro de las limitaciones formidables que presenta hoy la economía argentina”.
“Acá hay una situación de pocas reservas y un déficit muy grande, donde el gobierno saliente deja en la tubería del gasto una expansión de pesos que va a haber que manejar con mucha muñeca”, aseguró Guillermo Nielsen, el economista que suena con más fuerza para conducir el Ministerio de Hacienda.
En una exposición en la Universidad de Miami afirmó que la decisión del presidente electo Alberto Fernández es iniciar el camino de la reestructuración de la deuda “lo antes posibles dentro de las limitaciones formidables que presenta hoy la economía argentina”. En su ponencia, que el economista compartió a través de su cuenta de Twitter, analiza la situación de la economía actual, las diferencias respecto de la crisis de 2001, inflación, política monetaria e independencia del Banco Central, Vaca Muerta y el rol de los medios de comunicación en las expectativas.
Invitado por la Universidad de Miami, Nielsen, quien asesora a Fernández en temas de deuda y estará a cargo de una eventual reestructuración, brindó algunos detalles respecto de cuál es el camino que encarará la próxima gestión. En ese marco tuvo su primer contacto formal luego de las elecciones presidenciales con Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario, quien también expuso en ese evento. Coorganizado por firmas de inversión, las primeras preguntas se enfocaron en la deuda y en cómo está pensando el nuevo gobierno encararlo, teniendo en cuenta que Nielsen formó parte del equipo negociador del canje de deuda que llevó a cabo el gobierno de Néstor Kirchner.
“Es un que nunca pensé que volvería a hablar en mi vida. Hay varias diferencias entre la crisis anterior y esta crisis. Hay aspectos más fáciles y aspectos más difíciles, como suele suceder. Lo más destacable es que en esta crisis de deuda no hay tenedores minoristas, comparado con el problema que fue el medio millón de tenedores en Italia, como sucedió en 2002. Esta es una reestructuración que va a requerir una negociación entre profesionales. Es una diferencia muy grande”, dijo el economista. Según explicó, en la actualidad hay una mayor presencia de deuda en pesos bajo legislación local.
Lo negativo es que los vencimientos de corto plazo esta vez son más difíciles de manejar. “Nosotros vamos a tener vencimientos por aproximadamente unos 15.000 millones de dólares, con ciertos supuestos, entre abril y mayo del año próximo. Esto no tiene precedente en la Argentina. Esto nunca pasó. Es un camión de frente que se nos viene el primer día. Estamos trabajando muy activamente con los tenedores. También estamos empezando a trabajar la parte en dólares tanto nacional como internacional, jugando un poco con los modelos de sustentabilidad aplicados a la deuda neta”, afirmó. Los modelos hasta el momento dan cuenta de que la existe una parte importante de la deuda de corto plazo en manos de la ANSeS y Banco Central.
Para el economista el país enfrenta una crisis de liquidez. “Por lo menos por cierto tiempo. Si un problema de liquidez se prolonga en el tiempo puede devenir en problemas de solvencia. Quienes asesoramos al presidente electo, tratamos de minimizar daños. Y parte de minimizar daños es que esto salga rápidamente. Pero no hay que exagerar. No es que Argentina tiene un nivel de reservas tal que pueda laxamente encarar todo esto sin problema”, aseguró.
El otro interrogante es la capacidad de pago. El ex secretario de Finanzas sostuvo que eso dependerá de una serie de factores, como el precio de la soja, que pueden modificar la ecuación a favor o en contra del país. “Por eso, en la concepción que tenemos, la Argentina necesita desarrollar otro sector, una alternativa de generación de dólares y empleo de la importancia del sector agropecuario de la Argentina. Ahí está el trabajo en no convencionales (combustibles)”, afirmó Nielsen, quien confirmó que en los próximos días el bloque del Frente de Todos presentará un proyecto para un marco regulatorio del sector.
Entre las diferencias de 2002 remarcó que no había, como ahora, inercia ni cultura inflacionaria. “Gracias a la convertibilidad, habíamos perdido la memoria inflacionaria. Pero hoy está toda la economía indexada, están indexadas las jubilaciones y, a su manera, no literalmente, también los salarios. Esto complica mucho hacer política económica. Además, en 2002 se venía de una década de un dólar barato. Y eso había permitido la incorporación de equipo e inversiones. Hoy venimos de una etapa recesiva básicamente”, insistió. Descartó también la idea de un Banco Central independiente. “La independencia del Banco Central fue una ficción estos años. Y claramente cuando uno está en un programa del Fondo Monetario Internacional no existe un banco central independiente. En esto quiero ser categórico”, subrayó.
Asimismo, remarcó la necesidad de converger a tasas significativamente más bajas que ayuden a la recuperación más rápida de la economía. “La tasa de interés elevada no puede sustituir a la confianza. No hay sustituto. Si no hay confianza hay que irse. Y en eso juegan un rol los medios de comunicación. No por nada el gobierno de Mauricio Macri ha gastado la cantidad de dinero que gastó en su grupos de trolls muy activos en las redes sociales a través de distintos formatos de agresión”, afirmó el integrante del equipo económico de Alberto Fernández. “Hay veces que me quedo pensando qué hubiese pasado con nosotros en 2002 si hubiese estado Twitter”, concluyó Nielsen la fase de preguntas del público y organizadores.
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