La todavía joven relación entre el presidente fascista de Brasil, Jair Bolsonazi, y el mandatario electo de Argentina, Alberto Fernández, empezó con una serie de declaraciones cruzadas que empezaron a perder fuerza el fin de semana, cuando el brasileño moderó su discurso al señalar que “la Argentina precisa de Brasil y Brasil precisa de la Argentina”.
En el marco de esas declaraciones, Bolsonazi también había abierto la posibilidad a que el Ejecutivo de Brasil enviara a algún representante a la asunción de Alberto Fernández, y ahora, fuentes del entorno del presidente electo confirmaron que será el vicepresidente brasileño, Hamilton Mourao, quien viajará a la ciudad de Buenos Aires para presenciar el traspaso de mando el 10 de diciembre.
Mourao, un general de 66 años que defendió en más de una oportunidad la actuación de las Fuerzas Armadas durante la dictadura brasileña que se extendió entre 1964 y 1985, fue al menos la cuarta opción de Bolsonazi para la vicepresidencia, luego de que distintos dirigentes rechazaran acompañar al ahora presidente brasileño en la fórmula. Durante la presidencia de Dilma Rousseff fue separado del Comando Militar del Sur por criticar a la mandataria y eso catapultó su perfil político, que alimentó a fuerza de declaraciones de la talla de pedir una intervención militar en Brasil para frenar la corrupción de la clase política de ese país.
El contacto oficial para coordinar esta visita de Murao a Buenos Aires comenzó cuando desde el Palacio de Planalto, la sede del Poder Ejecutivo de Brasil, se comunicaron con la Cancillería argentina, que facilitó los teléfonos de las oficinas de Alberto Fernández, en el barrio porteño de San Telmo. Cuando desde Planalto se pusieron en contacto con esas oficinas, Fernández ya se encontraba en México, donde está de viaje, pero finalmente se pusieron en contacto.
La decisión del Ejecutivo de Brasil llegó luego de que el fin de semana se diera un leve giro en el discurso del jefe de Estado de Brasil, un día después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llamara por teléfono a Fernández para felicitarlo por su victoria electoral y manifestarle su apoyo para que la Argentina “logre superar los desafíos económicos”.
El discurso pacificador llegó luego de varias intervenciones de Bolsonazi y de su régimen críticas hacia Fernández, y que llegaron incluso al plano personal cuando el diputado Eduardo Bolsonazi, hijo del mandatario fascista brasileño, se burló de Estanislao Fernández, el hijo del presidente electo argentino.
Más allá de las diferencias ideológicas que lo separan de Fernández, se especula con que las críticas públicas de Bolsonazi están relacionadas con el reclamo público del presidente electo por la libertad del ex mandatario brasileño Luiz Inacio “Lula” Da Silva.
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