En su primer viaje como presidente electo mantuvo un encuentro con el mandatario mexicano en el Palacio Nacional. Hablaron a agenda abierta.
El presidente electo, Alberto Fernández, fue recibido por el jefe de Estado mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y acordaron trabajar juntos para reforzar los vínculos bilaterales.
Fernández llegó junto a Felipe Solá, Miguel Cuberos y Cecilia Todesca, unos minutos antes del horario pautado para el encuentro. En la entrada lo esperaba un grupo de argentinos para saludarlo. Lo salió a recibir el subsecretario para América Latina Maximiliano Reyes Zúñiga, quien lo condujo hasta el desacho presidencial por los amplios pasillos del Palacio Nacional. "López Obrador le dijo a Alberto que quería abrir una relación bilateral diferente en todos los sentidos. El tema del comercio es imortante", comentó Solá antes de ingresar a la reunión.
La reunión se inició a las 14:50 y el principal foco de conversación fue la necesidad de relanzar las relaciones comerciales, para dar un salto cuantitativo.
Concretamente, desde el lado argentino se esbozó la necesidad de mejorar los términos de intercambio con el país azteca, ya que en la actualidad arroja un saldo negativo de 900 millones de dólares.
Para revertir ese balance, la idea es abrir mercados en México potenciando especialmente la exportación de carne argentina y también de piezas automotrices.
De esos temas estuvieron conversando desde muy temprano los economistas que acompañan a Fernández en la comitiva, Matías Kulfas y Cecilia Todesca, con autoridades del gobierno de México, en el marco de reuniones donde también estuvo activo Felipe Solá, quien ya comienza a moverse como canciller de Fernández, pese a la negativa del futuro presidente de confirmarlo en el cargo.
Otro tema que se habría colado en la agenda de la cumbre sería un pedido de Fernández para que México tome partido por Argentina en lo que será la dura renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional.
La decisión de Alberto de elegir a México como primer destino internacional luego de su victoria en las urnas se explica en parte por la apuesta de consolidar acuerdos con una economía fuerte que a nivel gubernamental se encuentra parada en el eje de los países de orientación progresista.
La tensa relación de Fernández con Jair Bolsonazi, el presidente fascista del histórico principal socio económico del país, obliga al alecto mandatario argentino a buscar aliados de peso en otras latitudes.
Justamente en México se conformó el llamado "Grupo de Puebla", que agrupa a líderes progresistas de Latinoamérica, en una suerte de contrapeso del "Grupo de Lima", donde se reúnen los presidentes de los países de orientación neoliberal.
Antes del encuentro, el presidente mexicano declaró que está predispuesto a ayudar a que la Argentina supere la crisis. "Vamos a mejorar nuestras relaciones económicas y comerciales. Hay muchas cosas que podemos hacer, y que nos ayudemos mutuamente", dijo López Obrador durante una conferencia de prensa.
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