"Tuvimos que reponer el cepo porque la gente tiene miedo de lo que pueda pasar hacia el futuro", asegura el jefe de gabinete.
Envalentonado por el inesperado 40% que terminó sacando el régimen macrifascista en las últimas elecciones, Marcos Peña Braun elaboró un paper de despedida en el que describe los "logros" de estos cuatro años en materia económica con una particular expresión: "no fue magia".
Se trata de una histórica frase de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner que en su momento fue tomada como símbolo por la militancia K para defender el modelo y llegó a verse en numerosos tatuajes como el de la ex diputada Juliana Di Tullio.
Ahora, el macrifascismo le otorga un significado similar para graficar el esfuerzo necesario para "revertir la herencia del 2015" y dejar al país "listo para crecer". "No fue magia. Había que recorrer un camino pedregoso, como el de las tarifas", sostienen.
Según el documento que también contó con la colaboración del ministerio de Hacienda, "sin magia, sin mentira, sin ficción, gracias al esfuerzo de los argentinos de todos estos años, hemos revertido la herencia de 2015" y asegura que "el punto de partida para 2020 es mucho más sano" respecto al recibido hace cuatro años.
Entre las mejoras alcanzadas, destacan "el equilibrio fiscal primario; la menor presión tributaria, que sigue alta, pero es mucho menor que en 2015 (3% del PBI); un tipo de cambio competitivo (en términos reales, casi el doble del que heredamos en 2015), que nos permite un comercio balanceado con el resto del mundo, sin sorpresas cambiarias para el futuro; una mejor infraestructura, estos años llenamos la Argentina de obras que potencian nuestra competitividad; y volvimos a tener energía".
"Por primera vez en mucho tiempo, Argentina tuvo una idea de largo plazo basada en reglas claras, estabilidad económica e inserción al mundo. A fines de 2019 las condiciones estructurales de la economía argentina habrán mejorado sustancialmente", agregan.
Respecto a los evidentes problemas macroeconómicos actuales, el documento reconoce que "la inflación sigue alta" y que hubo "aumento del desempleo", aunque justifica que esto último se dio porque "hay más gente que busca trabajo" y no por el pobre dinamismo del mercado laboral.
"En nuestra gestión se crearon 1.250.000 puestos de trabajo, incluidos los informales. El aumento del desempleo no se da por una destrucción del empleo sino porque más personas se vuelcan a un mercado laboral que no puede crear la cantidad de puestos necesarios", dice, a pesar de que según el propio ministerio de Producción y Trabajo en el último año y medio se perdieron 280.000 puestos registrados.
Otra curiosa explicación se da en relación a la imposición del nuevo cepo, al que vincula con el miedo del mercado al futuro gobierno peronista. "En la economía, la confianza sobre el futuro define el presente. Al principio de nuestra gestión pudimos levantar los controles cambiarios porque la gente mira al futuro para decidir hoy. Ahora los tuvimos que reponer, contra nuestra voluntad, porque esa misma gente tiene miedo a qué pueda pasar en el futuro", subraya.
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