lunes, 4 de noviembre de 2019

El misterio de los dos cuadernos que no aparecen

De repente y sin explicación, los ocho supuestos cuadernos que habían sido rotos y quemados en una parrilla se des-rompieron y se des-quemaron. Pero faltan dos -el tercero y el quinto. que supuestamente tocan a empresarios poderosos.


¿Qué hay en los cuadernos 3 y 5, que son los dos que no reaparecieron? El cuaderno 3 registra todas las anotaciones sobre Techint y las supuestas coimas que pagaron dos de sus ejecutivos por una negociación en Venezuela. Es, además, un cuaderno clave, porque es ahí que el chofer literato Oscar Centeno dejó de registrar sólo de dónde a dónde hacía viajes, y empezó a anotar bolsos y, asombrosamente, evaluó dólares que nunca vio. 

El cuaderno 5 tiene otras anotaciones llamativas. Habrá que ver si esa es la razón por la que justito esos cuadernos, el 3 y el 5, no aparecieron. Esas preguntas y otras quedaron planteadas después de la reaparición de cuadernos que Centeno dijo que había roto en pedacitos y quemado en la parrilla de su casa . Ahora los cuadernos se des-rompieron y des-quemaron, aunque siempre están los de poca fe que no creen en milagros.

Como se sabe, el periodista del pasquín ultraoficialista La Nación Diego Cabot dio cuenta de que un desconocido le entregó una bolsa con seis de los famosos ocho cuadernos que dieron origen a la causa conocida como de las fotocopias de los cuadernos. El periodista le llevó la bolsa al fiscal Carlos Stornelli -rebelde ante la justicia desde hace siete meses- y éste se los dio al juez clarinista Claudio Bonadio. Como la causa está casi toda elevada a juicio, el magistrado la remitió al Tribunal Oral Federal número 7, que seguramente ordenará las pericias.

En su momento, el chofer Oscar Centeno dijo bajo juramento que los cuadernos estaban en un placard de su casa, pero cuando se allanó la vivienda no se encontraron. Entonces volvió a declarar y dijo que los cortó en pedacitos y los quemó en la parrilla, algo que -asombrosamente- se había olvidado. Esta última declaración fue como arrepentido, lo que lo llevaría a ser imputado por falso testimonio agravado. Resulta extraño que una parte de la estructura de Inodoro Py, tan rápida para encarcelar a ex funcionarios, no haya corrido a buscar a Centeno, atrapado en semejante mentira. Su abogado, el defensor oficial Gustavo Kollmann, fue original en sus palabras exclusivas ante la periodista Sofía Caram, de Página/12: "Fue una omisión, no una mentira".

Lo cierto es que de los ocho cuadernos originales aparecieron seis. Eso, suponiendo que sean los originales. En todo caso, los que faltan son los cuadernos 3 y 5. Y el caso plantea numerosos interrogantes:

1) ¿Qué anotaciones había en el cuaderno 3?

Ese cuaderno empieza como los dos anteriores. O sea, con Centeno anotando que iba al Blockbuster a buscar un video para la madre de Julio de Vido, que la llevaba al médico, a hacer compras y traslados intrascendentes de esa naturaleza, abarcando 2006 y 2007. Pero, de manera súbita, hacia el final del cuaderno, aparece un brusco cambio. Empieza a anotar supuestas coimas, o sea visitas para cobrar coimas. En ese cuaderno hay principalmente tres anotaciones que llaman la atención y están centradas en Techint: son del 10 de octubre, el 24 de octubre y el 31 de octubre de 2007. Los ejecutivos Héctor Zavaleta y Luis Betnaza habrían dispuesto pagos a Roberto Baratta, que después se mencionó que eran a cambio de una negociación relacionada con la filial de Techint en Venezuela, Ternium-Sidor, la principal siderúrgica del país bolivariano. Hugo Chávez nacionalizó esa empresa y había una situación delicada con los ejecutivos y luego con el pago de una indemnización por la que finalmente Venezuela pagó 1900 millones de dólares.

Ante la justicia, Zavaleta y Betnaza, ablandados con el peligro de ir presos, declararon que le entregaron dinero a Baratta para que la administración Kirchner jugara el papel de mediador en Venezuela. Claudio Uberti, ex funcionario del órgano de control de las autopistas, dijo en cambio que Techint pagaba a cambio de los corredores viales.

Baratta sostiene que nunca recibió nada de Techint y sugirió que Zavaleta y Betnaza se quedaron con el dinero -casi un millón de dólares según Centeno-, y lo blanquearon con el blanqueo oportunamente dictado por Miauricio Macri Villegas en 2016.

Hay un antecedente llamativo, el de la brasileña Odebrecht, en que se descubrió que varios ejecutivos tenían suntuosas propiedades compradas en Estados Unidos con dinero que, según habían dicho, fue para pagar coimas. Se trata de una parte de los fondos que la constructora destinaba a los sobornos. O sea que los ejecutivos le robaron a la empresa con el cuento de que pagaban coimas. Lo objetivo es que aparecen estas tres anotaciones incriminatorias de Techint.

2) ¿Por qué no está el cuaderno 3?

Es difícil saberlo exactamente, pero es evidente que quien hizo aparecer los cuadernos decidió, por alguna razón, excluir el 3 y el 5. Respecto del 3 hay coincidencias asombrosas. Por de pronto, el dueño de la empresa Paolo Rocca fue desprocesado con el argumento de que no tenía por qué saber que sus dos ejecutivos habían pagado coimas por un millón de dólares. Es una óptica llamativa: o sea, la hipótesis es que pudieron sacar un millón de dólares de Techint a espaldas del dueño. Tampoco está del todo claro de dónde salió el dinero. Otra forma de mirar las cosas es que hubo presión, por llamarlo de alguna manera, para no incriminar a uno de los principales empresarios del país.

Pero el paso siguiente fue que tampoco se envió a juicio, junto a todos los demás empresarios, a los dos ejecutivos de Techint, Zavaleta y Betnatza. El argumento es que hay que seguir investigando. O sea, es necesario continuar la pesquisa respecto de Techint y no respecto de los demás. Y ahora, justito, uno de los dos cuadernos que no reaparece es el que tiene las anotaciones de Techint. Casualidades de la vida.

3) ¿Y qué hay en el cuaderno 5?

Es más complejo porque tiene muchísimas anotaciones de bolsos, visitas y dólares. Por de pronto, hay menciones a Iecsa, la empresa que fuera de la familia Macri.

Aparece Mario Maxit, de la española Isolux, una empresa denunciada por corrupción en su propio país. Maxit, curiosamente, nunca fue llamado a declarar. Su hermano Alejandro es el número 2 de Anses. Los Maxit, junto con Juan Carlos De Goycoechea, son parte de Isolux y, por lo tanto, de la venta de parques eólicos al Grupo Macri, una operación más que oscura que pinta con crearle graves problemas judiciales al propio Mauricio Macri. Además, Isolux fue socia de los Macri en numerosos negocios y licitaciones.

Hay cuatro anotaciones sobre Claudio Uberti, uno de los arrepentidos con el que trataron de involucrar a Néstor y Cristina Kichner, haciéndole decir que le entregaba dinero directamente al fallecido presidente. Uberti es uno de los arrepentidos estrella, despedido del gobierno de Néstor Kirchner a raíz de la valija de Antonini Wilson.

El empresario Rubén Valenti, del Grupo Pescarmona, figura seis veces. Primero dijo que no pagó y luego de varios días preso lo quebraron y cambió de opinión. Aparece un empleado del gobierno de la Ciudad supuestamente habiendo pagado coimas. Y se registran varias anotaciones sobre el decreto de la Hidrovía, en la que también intentaron involucrar a CFK, De Vido y Baratta, pero el texto, redactado por una Comisión Negociadora, fue aprobado por la Auditoría, la Sindicatura y por el Congreso Nacional.

También aparece un familiar de Daniel Angelici, llamado Gustavo Dorf, con negocios con los hijos del fallecido secretario de los Kirchner, Daniel Muñoz. Los Muñoz están en el centro de las sospechas.

La no aparición de los cuadernos 3 y 5 remite a la pregunta obvia: ¿quién tuvo los cuadernos este año y medio? Ya hay protagonistas de la causa de las fotocopias de los cuadernos que anuncian que se presentarán en Inodoro Py denunciando que la aparición de los cuadernos es un delito en sí mismo y debe ser investigada por otro juez, no por el dúo Stornelli-Bonadio. En la mira quedan el propio chofer Centeno; el ex policía federal, Jorge Bacigalupo, que fue el primero que le entregó los cuadernos al periodista de La Nación; y la reciente pareja de Centeno, Liliana, que dice haber presenciado la quema.

En cualquier caso, la reaparición de los cuadernos tuvo efecto cero. Nadie le dio envergadura a la maniobra. O sea que son jugarretas de residuos de servicios de inteligencia de bajísima calidad.
Fuente: nota de Raúl Kollmann para P'agina/12

No hay comentarios.:

Publicar un comentario