La victoria apabullante en la provincia de Buenos Aires y buenos números en provincias grandes lo deja al filo de los 129 y llegaría con aliados. Juntos por el Cambio crece, pero queda como segunda minoría y con Carrió más fuerte.
La sorprendente victoria de Alberto Fernández le trajo un premio extra: si reedita las cifras en octubre, podría quedar al filo de la mayoría simple en Diputados en diciembre, impensado cuando inició el proceso electoral.
Es que no estaba en los planes del frente Todos alcanzar 50 puntos en la provincia de Buenos Aires, que le permitirían ganar 20 de las 35 bancas en disputa, 8 más de las que pone en juego.
Tampoco imaginaban ganar en Mendoza, donde obtendrían 3 de los 5 diputados; o arrasar en Santa Fe y apropiarse de 5 de los 10 que se dirimen. En casi todas las demás provincias renovó las bancas que arriesgaba y hasta agregó alguna más, como en la ciudad de Buenos Aires o Tucumán.
Así las cosas, con estos números el actual bloque FpV-PJ sumaría 77 diputados, 12 más de las que vencen mandato en diciembre, para crecer a 105 bancas. Pero de persistir el Frente Todos como tal, se le agregarían los tres massistas, dos de Red por Argentina (Felipe Solá y Daniel Arroyo) y al menos una decena de justicialistas.
Como suele ocurrir, una victoria aplastante alcanzaría para repatriar a peronistas que ahora son librepensadores como el mendocino Omar Félix o la santafesina Patricia Mounier, reemplazante de Alejandra Rodenas, electa vicegobernadora de esa provincia.
Con oficio de operador político, Fernández tendría muchos teléfonos para llamar y garantizarse los 129 votos del quórum. El primero es el de Gerardo Zamora, gobernador de Santiago del Estero, que podría ofrecer su bloque de 7 diputados. Néstor y Cristina siempre contaron con sus votos y nada debería cambiar.
Hay más partidos provinciales para colaborar como los 3 del frente para la concordia misionero o los 4 de Córdoba Federal, el sello del gobernador Juan Schiaretti, a quien Alberto prometió llamar en las próximas semanas. Quedarían expectantes los lavagnistas Graciela Camaño, Alejandro "Topo" Rodríguez y Marco Lavagna. Demasiadas opciones para un presidente que, si reedita los números de las primarias, llegaría por la puerta grande.
La paradoja de esta elección es que el oficialismo no retrocedería casi nada, porque renueva las bancas obtenidas en la elección general de 2015, cuando no obtuvo muchos más votos que el último domingo. Tal es así que renovaría sus 45 bancas en juego y hasta sumaría alguna más y de mantener los aliados actuales redondearía 110 bancas.
Aunque, claro está, una derrota no permite imaginar la unidad después del 10 de diciembre. Sobre todo porque el partido que más crecerá es la Coalición Cínica, que se acercaría a una veintena de bancas al mando de la desquiciada Elisa Carrió.
La grieta de estos años dejó casi sin terceras fuerzas en la Cámara baja. Sólo persisten los 4 del Frente de Izquierda, las duplas de puntanos y catamarqueños y Alma Sapag, del MPN. Demasiado poco, ante semejante polarización.
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