El trabajo asalariado privado registrado se contrajo 1,9% en noviembre en comparación interanual. Desde la consultora Ecolatina afirman que podría esperarse un aumento de los despidos ante la recesión económica.
El empleo asalariado privado registrado cayó en noviembre 1,9% en comparación interanual y volvió a niveles de enero de 2015. La recesión económica se trasladó a la cantidad de trabajo formal y redujo la cantidad de contrataciones.
De acuerdo a cifras del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) difundidas por la consultora Ecolatina, en el onceavo mes de 2018 el empleo formal cayó 1,4% interanual y acumuló un crecimiento de 0,8%. Sin embargo, la depreciación del peso en relación a las monedas extranjeras generó una cascada de despidos en distintas ramas de la economía acumulando un total de 200.000 puestos perdidos.
En relación al empleo asalariado privado registrado, vinculado principalmente con empleos de calidad, la caída se amplificó a 1,9% con respecto a igual mes del año pasado. Si bien en lo que respecta al acumulado anual se registró un crecimiento de 0,3%, las cifras se ubican en niveles de enero de 2015.
Según se desprende de los datos del SIPA, el año que terminó mostró una contracción del 1,6% entre abril y noviembre, mientras que entre octubre de 2015 y junio de 2016 había cedido apenas 0,2%. En ese sentido, remarcan que la diferencia entre un período y otro es que en el segundo la baja del 1.4% fue compensada por la suba en asalariados públicos (0,9%) y cuentapropistas (1,4%).
En cuanto a las cifras registradas entre abril y noviembre de 2018 “no hubo ningún tipo de modalidad de empleo formal que haya crecido para compensar la caída de 2,1% del empleo de calidad (asalariados privados)”, remarca el informe. Los asalariados públicos se redujeron 0,3%, mientras que los cuentapropistas se contrajeron en 2,8%.
Asimismo, si se tiene en cuenta que la caída en la actividad durante 2018 se ubicó en torno al 2,5% interanual puede trazarse un paralelismo con la caída en las contrataciones que se reflejaron en la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL). En la segunda mitad del año, la tasa de ingresos a puestos de trabajo se ubicó en los mínimos desde 2002.
Por otro lado, la caída en el PBI prevista para 2019 continuará impactando en las cifras de contrataciones. Sobre ese aspecto, señalan que es probable que -ante los cambios registrados en el mercado interno y externo- las empresas estén analizando variables para ajustar los factores de producción, lo cual puede generar mayor retracción en el empleo.
“En este sentido, en diciembre pasado, a la caída en las contrataciones se sumó que la tasa de salida (relaciones laborales que cesan) experimentó un fuerte crecimiento, lo que sugiere que todavía la destrucción de puestos de trabajo se puede acelerar durante los meses de verano (descartando que una mayor tasa de salida se corresponda con que los trabajadores dejan un empleo para encontrar otro mejor)”, apuntaron.
A esto se suma que la recuperación de la actividad será lenta y los sectores que impulsarán la economía este año “no son aquellos que utilizan la mano de obra como factor intensivo, por lo que no podemos esperar un significativo arrastre de los mismos en términos de empleo”.
Por último, ante las dificultades económicas que afrontan las empresas y en un intento de reducir costos laborales “es probable que estas opten por pasar a la informalidad a una proporción de sus empleados para mantener (o iniciar) la relación laboral”.
La caída en el empleo formal y su consecuente aumento de la informalidad tendrá impacto en aspectos relacionados a la seguridad social y previsional de los trabajadores, lo cual “sería un importante paso atrás en nuestro mercado de trabajo”, concluyen desde Ecolatina.
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