El Papa Francisco anunció la expulsión de otros dos obispos chilenos por abuso sexual a menores, tras reunirse en el Vaticano con el presidente de Chile, Sebastián Piñera, en un nuevo gesto para acabar con la pedofilia en la Iglesia.
Con una nota oficial, el Vaticano anunció que los obispos Francisco José Cox Huneeus, arzobispo emérito de La Serena, y Marco Antonio Órdenes Fernández, emérito de Iquique, fueron expulsados del sacerdocio, el mayor castigo que puede aplicar la iglesia católica.
Los obispos fueron "dimitidos" del estado clerical "como consecuencia de actos manifiestos de abusos a menores", precisó en un comunicado la Santa Sede, que cita un artículo específico del documento "Sacramentorum Santitatis Tutela".
La decisión fue adoptada por el Papa el pasado jueves 11 de octubre y "no admite recurso", sostiene la nota, que indica que los dos obispos fueron informados en sus respectivas residencias por sus superiores.
El anuncio, hecho con ocasión de la visita del mandatario chileno al Vaticano, ha sido interpretado como un mensaje concreto de que el pontífice está empeñado en aplicar con firmeza la "tolerancia cero" contra la pedofilia en ese país.
El tema fue abordado por los dos líderes durante la reunión en la biblioteca privada del papa, según reconoció el mandatario chileno en declaraciones a la prensa a las afueras de la plaza de San Pedro.
"Tuvimos una muy buena y franca reunión con el papa Francisco. Conversamos sobre la situación difícil que vive en este momento la Iglesia en Chile. Compartimos la esperanza de que la Iglesia pueda vivir un verdadero renacimiento y recuperar el cariño y la cercanía de pueblo de Dios", afirmó Piñera que se negó a responder a las preguntas de los periodistas.
Por su parte el Vaticano reconoció en una nota oficial que los dos líderes abordaron "la dolorosa herida de los abusos a menores", subrayando "el compromiso de todos en la colaboración para combatir y prevenir la comisión de estos crímenes y su ocultamiento".
El obispo Cox, de 85 años, vive desde hace 16 años en una casa de la Congregación de Schoenstatt en Alemania cumpliendo la sentencia canónica de permanecer en "oración y penitencia" por abusos. La Congregación Schoenstatt aseguró ayer que hará lo posible para facilitar el regreso a Chile de Cox, quien presenta signos de "demencia senil".
Por su parte Órdenes Fernández, de 53 años, obispo de Iquique de 2006 a 2012, tuvo que renunciar entonces al cargo tras la denuncia de reiterados abusos sexuales a un menor.
Los dos sacerdotes fueron expulsados al parecer sin un juicio canónico y el mismo comunicado aclara que la decisión fue tomada debido a la gravedad de las denuncias.
El pasado 28 de septiembre el papa expulsó del sacerdocio al influyente religioso chileno Fernando Karadima, de 88 años, formador de varios obispos.
Francisco está empeñado en la limpieza de la Iglesia chilena, azotada por las denuncias de abusos sexuales a menores y ha cesado hasta ahora a nueve obispos.
En mayo pasado los obispos chilenos, más de una treintena, presentaron su renuncia en bloque tras reunirse con el Sumo Pontífice.
La fiscalía chilena investiga a más de un centenar de obispos, sacerdotes y laicos como autores o encubridores en casos de abuso sexual a menores y adultos que se extienden por casi seis décadas, y solicita información sobre estos al Vaticano, tema sobre el que Piñera no quiso pronunciarse.
Además del delicado tema de la pedofilia, Piñera, que se reunió también con el número dos del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, abordó otro asunto espinoso, como el pedido de Bolivia de tener una salida al mar.
"Con Parolin profundizamos sobre el tema de Bolivia y reiteramos la posición permanente de Chile, de buena voluntad y de diálogo, pero de respeto al derecho internacional, a la historia, a los tratados y a la soberanía que Chile siempre ha tenido", afirmó Piñera.
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