El 22 de noviembre de 2017, siete días después de la perdida de contacto con el San Juan, se llevó a cabo una videoconferencia en la Base Naval de Puerto Belgrano. Los interlocutores fueron el contralmirante Luis López Mazzeo, entonces Comandante de Adiestramiento y Alistamiento, a cargo de las operaciones de búsqueda del ARA San Juan y un alto oficial de la Armada estadounidense.
El contenido de la conversación fue volcado en un texto de una carilla y revelaba la información dada por la U.S. Navy confirmando la explosión/implosión del submarino y la posición geográfica del suceso.
La marina estadounidense es la "tercer fuente" a la que hace mención López Mazzeo en el mensaje Confidencial que emitió el 30 de noviembre para dar por cerrado el caso SAR (acrónimo inglés de Search and Rescue, Búsqueda y Rescate) porque se habían agotado las posibilidades de rescatar con vida a sus tripulantes.
Hasta ahora se conocía que la explosión había sido registrada por el sistema de sensores de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (uno ubicado en la isla Ascensión y otro en las isla Crozet) y por un informe del analista Bruce Rule, de la Oficina de Inteligencia Naval de Estados Unidos (ONI), que reveló que el San Juan colapsó en fracciones de un segundo. Vale mencionar que los analistas de la ONI (del inglés: Office of Naval Intelligence) producen información de inteligencia a partir de la obtención de distintas fuentes y sensores de la propia U.S. Navy. Las tres informaciones recibidas eran coincidentes en la determinación del lugar donde ocurrió el naufragio y la causa; una explosión/implosión.
El sobre cerrado con el dato brindado por la U.S. Navy fue recibido por el ministro de Defensa, Oscar Aguad y por el exjefe de la Armada, almirante Marcelo Srur en la mañana del 23 de noviembre. Era la revelación quizá más importante; por la calidad de la fuente; nada menos que la marina norteamericana que ya tenía un avión y medios de búsqueda y rescate desplegados en la zona del naufragio.
Uno podría suponer también que esa información sensible llegó cuanto menos a conocimiento del secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, quien oficiaba de enlace de alto nivel con los países participantes del mega operativo de búsqueda. El aporte resultaba determinante para definir el modo de continuar con el esfuerzo de búsqueda. Cuesta decirlo pero significaba un cambio en la utilización de los medios ya que el capítulo de la urgencia en salvaguarda y preservación de la vida humana quedaba superado y el procedimiento continuaría con la búsqueda de los restos materiales del submarino.
El curriculum del contralmirante López Mazzeo muestra que participó de programas de intercambio de oficiales con la armada estadounidense en dos oportunidades, en la jerarquía de teniente de navío y luego de capitán de fragata, como profesor en la Escuela de Guerra Naval (U.S. Naval War College) ubicada en Newport.
Mugrizio Macri Blanco Villegas tuvo el primer contacto con el mando naval en el edificio Libertad para recibir las novedades del caso en la tarde del 21 de noviembre de 2017. Al día siguiente, el aporte de la U.S. Navy al contralmirante López Mazzeo en aquella videoconferencia fue crucial para levantar la incertidumbre sobre qué pasó: una explosión/implosión terminó con la vida de los 44 miembros de la dotación.
El ex hijastro de Flavia Palmiero retornó al edificio Libertad el 24 de noviembre y se presume que ya contaba con la información de la U.S. Navy que reforzaba sino definía la certeza de la "anomalía hidroacústica compatible con una explosión" que había registrado la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, ubicada en Viena. Ese día el hijo bobo de Franco Macri dio un mensaje claro: "hay que saber por qué pasó" y exhortó a "no aventurarse a buscar culpables", y que habrá "una investigación seria y profunda" sobre lo sucedido.
El ex jefe de la Armada, almirante Marcelo Srur ya había desatado la tirria que tenía con López Mazzeo y lo responsabilizó junto al entonces comandante de la Fuerza de Submarinos, capitán de navío Claudio Villamide, de negligencia y otras graves calificaciones, en esencia por permitir la salida y operación de una nave que -en su apreciación- no estaba en condiciones de hacerlo. Esa resolución fue cuestionada por el ministro que aún no resolvió si los observados deben recuperar el servicio activo.
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