jueves, 24 de octubre de 2019

Entre el optimismo irracional y la resignación lógica: cómo se viven en la Casa Rosada las horas previas a las elecciones del domingo

El clima interno en el régimen macrifascista es dispar respecto de lo que pueda ocurrir; algunos creen que habrá balotaje y otros aseguran que el 10 de diciembre habrá nuevo presidente.


Cae la tarde en la Casa Rosada y los pasillos del poder empiezan a quedar en soledad. Miauricio Macri Blanco Villegas terminó al mediodía una reunión de gabinete y partió hacia una nueva función de la gran Gira Despedida. 

En los despachos del régimen se entremezclan sentimientos de optimismo, resignación o temor a pocos días de las elecciones del domingo y cada funcionario hace su evaluación dispar del futuro inmediato.

Mientras el ex hijastro de Flavia Palmiero deambula en un acto por alguna provincia en busca del milagro del balotaje, en la Casa Rosada un mar de preguntas invade a ministros, secretarios de Estado, voceros o funcionarios políticos. La pregunta es siempre la misma pero tiene respuestas tan variadas como sentimientos opuestos: ¿qué pasará si pierde el hijo bobo de Franco Macri el domingo?

En los despachos del ministro de Transporte Guillermo Dietrich y el vicejefe de Gabinete Sebastián García de Luca se entusiasman con el operativo de fiscalización. Aseguran que ya tienen cerca de 160.000 fiscales para controlar las mesas del domingo, es decir, 60.000 voluntarios más del macrifascismo que los que hubo en las PASO.

“No tenemos ni tiempo para pensar en el día después porque nuestra cabeza ahora está puesta en la fiscalización del domingo”, asegura un secretario de Estado cercano a Dietrich. Se montó un operativo clave para evitar la dispersión de votos en el escrutinio, armaron una app para evaluar las mesas testigos en red y hay idea de sumar más fiscales de aquí al domingo. El ministro de Transporte y su equipo no dan lugar al desánimo. Pero tampoco muestran un optimismo exacerbado como ocurre en otros despachos de la Casa Rosada.

En el área de Jefatura de Gabinete que comanda Marcos Peña Braun el ánimo es otro: la idea de arañar el balotaje está presente. “Estamos muy cerca. Hay un cambio de clima que se percibe en las marchas del 'Sí se puede' y estamos confiados en que se puede revertir el resultado de las PASO. Hoy tenemos la cabeza sólo en eso”, explicó el secretario de Modernización Andrés Ibarra ante un grupo de asesores.

En este sector de optimistas creen que tras la multitudinaria marcha del “Sí se puede” en el Obelisco y el debate presidencial, Macri Nlanco Villegas salió muy fortalecido. Esperan ahora que las consecuencias se vean reflejadas en las urnas.

Es el mismo clima de derroche de optimismo que impera en las oficinas del ministro de Justicia Germán Garavano. Allí el dientudo hijo de puta asegura a sus secretarias y voceros sin vueltas: “Después de las elecciones voy a seguir como ministro para terminar con el proyecto Justicia 2020 y avanzar con la implementación del proyecto de oralidad civil y código procesal penal que está funcionado muy bien en Salta y Jujuy”.

Allegados a Peña Braun esbozan la teoría de “los dos millones faltantes”. Son los votos de aquellas personas que no fueron a las urnas en las PASO sumados a los de los votantes indecisos. Sobre estas cuentas elaboran la teoría de que el balotaje aún es posible.

Otros funcionarios no tienen tiempo para pensar en después del domingo más que en clave de “paz social”, como le dicen. Son los casos de la beoda ministra de Seguridad, Patricia Bullrich Luro Pueyrredón; el jefe de la AFI, Gustavo Arribas; y el secretario de Seguridad Gerardo Milman, que coordinan las tareas de seguridad en las calles para evitar el eventual efecto contagio de Chile en las calles de Buenos Aires después de las elecciones. El tema está latente. De hecho, el martes hubo reunión del Consejo de Seguridad del régimen donde se analizó el tema y se decidió reforzar la presencia de Gendarmería o Policía Federal en la frontera, la embajada y el consulado de Chile y en empresas chilenas radicadas en Argentina.

El ministro del Interior Rogelio Frigerio sigue recorriendo las provincias. En algunos casos lo hace junto a Macri Blanco Villegas y en otras con el candidato a vicepresidente Miguel Pichotto. “Hay chances y el clima en la calle es muy distinto del que se vio antes de las PASO”, evalúan cerca de Frigerio. Es una suerte de optimismo contenido y más racional. Pero la posibilidad de que el retrasado mental llegue al balotaje está presente.

A la vez, Frigerio está en permanente contacto con el secretario de Asuntos Políticos Adrián "Pantriste" Pérez para saber cómo vendrá el escrutinio provisorio el domingo. El funcionario de Interior asegura que no habrá problemas, que a las 21 se deberían conocer los resultados y que a diferencia de las PASO este domingo no debería existir demora en darse los resultados.

También están los pesimistas o poco confiados en un cambio del resultado que hubo en las PASO y creen que Alberto Fernández inevitablemente llegará en diciembre a la Casa Rosada.

El secretario de Legal y Técnica Pablo Clusellas suele decir que “esta es una carrera de largo aliento donde nosotros somos la tortuga y ellos (por el Frente de Todos) la liebre. Pero perder la elección no implicará que el proyecto se termine el domingo. Este cambio que se impuso en la Argentina sigue para quedarse”.

Clusellas, al igual que el ministro de Hacienda Hernán Lacunza, cree que ya no hay más margen para dar nuevas medidas económicas. “Ya todo se hizo y sirvió para aliviar un poco a los que están mal”, asegura un allegado al secretario de Legal y Técnica. Es decir que no habrá desde las oficinas de Lacunza ninguna otra sorpresa de medidas económicas.

Hay quienes ya empezaron a pensar en sus futuros laborales. En el trabajo después del 10 de diciembre. Los teléfonos de las oficinas de Horacio Rodríguez Larrata en la CABA o de Francisco Quintana en la Legislatura porteña no paran de sonar desde algunos despachos de la Casa Rosada. “Piden cualquier puesto, lo que sea. El asunto es que no hay capacidad del Estado para albergar a todos”, se resigna un diputado porteño del PRO.

También están los funcionarios que tienen destinos marcados. Por ejemplo, el canciller Jorge Faurie ya empezó a preparar los trámites para su jubilación. No sólo esto. Emitió resoluciones internas en el Palacio San Martín para ascender o trasladar a unos 15 funcionarios de carrera antes de diciembre. Y se alistó para adelantar la fecha del Coloquio de Aptitud Diplomática que define la selección de los futuros diplomáticos.

Y hay casos como el del secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj que ya piensan en los días posteriores al 10 de diciembre bajo la lógica de cómo llegaron al poder. En este caso, trabajando con la comunidad judía desde la DAIA.

Hay casos más puntuales como el del ministro de Defensa Oscar Aguad que piensan en el futuro posterior a diciembre como un gran nubarrón. A este dirigente radical de Córdoba lo espera la causa de Correo en los tribunales.

En la Casa Rosada empieza a oscurecer. Ya llega la noche y falta un día menos para el domingo de elecciones donde se pondrán en juego todos estos sentimientos que hoy conviven en Balcarce 50: optimismo, resignación y temores.

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