viernes, 12 de julio de 2019

Un indigente murió en los pasillos del Hospital Pirovano y es la octava víctima del frío en lo que va del año

Se había ido a cobijar, al igual que varias personas más y para cuando notaron que no se movía ya estaba con rigor mortis. Es el segundo caso de fallecimiento por hipotermia en la ciudad y el octavo en el país. El régimen fascista porteño intentó que el nuevo hecho no trascendiera y por eso, si bien sucedió el domingo a la noche recién pudo conocerse ayer.


Un hombre en situación de calle murió el domingo pasado a la noche en los pasillos del hospital Pirovano, en el barrio de Coghlan, donde se refugiaba del intenso frío . A pesar del hermetismo y la presión que puso el régimen fascista de Horacio Rodríguez Larrata a los trabajadores del centro de salud para que no trascendiera la información, se pudo confirmar el fallecimiento, aunque todavía no fue posible establecer su identidad. Es la segunda muerte por hipotermia en el distrito con más recursos económicos del país, después de la de Sergio Zacariaz, el hombre de 52 años que falleció en plena calle, a pocas cuadras de la Casa Rosada, que volvió a poner en discusión la situación de los sin techo.

Según contaron las fuentes, como todas las noches de invierno, eran varias las personas que se cobijaron en el hospital. Pero recién alrededor de las 22 alguien se dio cuenta de que el hombre no se había movido en mucho tiempo. Pero ya era tarde. "Estaba muerto y con rigor mortis", explicó una de los consultados. "Calculan que murió unas diez horas antes. Lo ingresaron a la guardia ya fallecido y fue llevado directo a la morgue", explicó. 

Tras el fallecimiento, intervino la comisaría 37ª, mientras que el Poder Judicial quedó a cargo de la autopsia. De acuerdo a las fuentes consultadas, el domingo pasado, cuando la temperatura descendió en el área metropolitana hasta los 2 grados, el hombre, que tendría entre 30 y 50 años, se había refugiado en los pasillos a la entrada de la guardia del hospital, donde también se atendió como paciente en algunas ocasiones. El Pirovano, como la mayoría de los hospitales, suele ser un lugar al que las personas en situación de calle recurren para ampararse de la intemperie, acceder a un baño y un poco de abrigo.

Al igual que en otras circunstancias, en las que el Estado porteño tiene algún tipo de responsabilidad, los trabajadores estatales prefirieron no quedar expuestos a las represalias porque "hubo mucha presión para que no se arme quilombo, pero nada de ayuda", comentaron.

Para los profesionales de la salud, el fallecido, que por ahora figura como NN, murió en un contexto de hipotermia que, en personas en situación de calle, que suelen tener mala nutrición y arrastrar algunas enfermedades, agravar patologías de base.

El muerto es la octava personas sin techo que fallece este año bajo condiciones de frío extremo en el país después de las sucedidas en Venado Tuerto, San Nicolás, Mar del Plata, Jujuy, Chaco, la Terminal de Omnibus de Rosario, y el caso de Zacariaz en Ciudad de Buenos Aires.

Pero fue el caso Zacarias el que reflotó la cuestión de los sin techo, y el que obligó al régimen porteño a tener que hablar de tema. Entre otras cosas, porque Zacariaz murió la misma semana en que se difundieron los datos del censo de gente en situación de calle que se hizo en abril.

Ante la muerte de Zacariaz y la movida que se generó ante la ola polar para asistir a los sin techo, a partir de una convocatoria de Red Solidaria, que dejó en evidencia las ausencias del Estado local, los funcionarios salieron a responder. Por un lado, le trasladaron la responsabilidad al muerto y a todos los que están en situación de calle por no querer ir a los paradores. Paradores que, según denuncian las organizaciones sociales y los destinatarios del servicio, son expulsivos. Por otro, negaron que fuera necesario abrir estadios de fútbol u otras instituciones, como ocurrió, para dar respuestas a las personas de la calle. 

Al mismo tiempo que un ejército de trolls se dedicó a atacar al titular de la Red, Juan Carr por su iniciativa de abrir el Estadio de River, adonde se acercaron 242 personas, de las cuales 103 pasaron la noche en el club.Según los datos oficiales hay 1141 personas a la intemperie, cifra que contratas fuertemente con las 7251 que contabilizó el censo popular en la misma fecha, y que representa un aumento del 23 por ciento respecto de hace dos años. Sin embargo, no fueron sólo las cifras lo que quedaron en discusión.
Fuente: nota de Nicolás Romero para Página/12

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