miércoles, 22 de mayo de 2019

Los agrogarcas destacan el rol dialoguista de Alberto pero temen la vuelta de Cristina

Recuerdan las negociaciones con el ex jefe de Gabinete en pleno conflicto con el kirchnerismo. El impacto de la jugada de la ex presidenta.


La primera reacción fue de sorpresa. Ningún dirigente ni productor agroterrorista esperaba la jugada de Cristina Fernández de Kirchner. La designación de Alberto Fernández como candidato a presidente fue un cimbronazo que sacudió el tablero electoral.

Ya habiendo pasado unos días de la noticia, se empezó a conocer la opinión de los principales referentes del sector. La mayoría de los consultados prefirió no revelar su identidad para no comprometer a las organizaciones que representan.

Pero, igualmente, ninguno se guardó su mirada sobre el hecho político del momento. Es que Alberto es un cuadro muy recordado para la mayoría de los dirigentes del campo como armador y jefe de Gabinete de Néstor Kirchner entre 2003 y 2008.

De hecho Alberto dejó ese cargo en julio de 2008 desgastado políticamente por el eterno conflicto que mantenía el kirchnerismo con el campo que quizá marcó el inicio de la grieta que hasta el día de hoy -habiendo pasado 11 años- desune a los argentinos.

"Alberto desde un primer momento manifestó su voluntad de solucionar el conflicto por las retenciones móviles. Él era el interlocutor del gobierno con nosotros", recordó un productor rural que participaba de las reuniones en 2008.

"Pero cada vez que estábamos cerca de acordar para cerrar definitivamente el tema le sonaba el teléfono y del otro lado se escuchaba la voz de Kirchner que le ordenaba que rompa con el campo", agregó el dirigente que hoy sigue teniendo un rol importante.

Otras fuentes del sector coinciden con esta versión de los hechos. "Alberto fue un buen interlocutor. Sus planteos eran razonables. Pero entiendo que no existía la voluntad política de sus jefes para solucionar el asunto", reflexionó un productor.

El principal temor del campo no pasa precisamente por la figura de Alberto, sino por la de Cristina con quien jamás pudieron tener ni siquiera una línea de diálogo cuando estaba en la Casa Rosada ni tampoco cuando dejó el poder en 2015.

"El problema de la candidatura Fernández-Fernández es que no sabemos cuál de los dos Fernández va a tomar las decisiones de poder real. Si es Cristina ya sabemos lo que nos espera que es más persecución y presión fiscal", comentó un agrogarca de peso.

La preocupación del campo pasa por lo que vendrá a partir del 10 de diciembre gane quien gane. Entre 2022 y 2023 la Argentina debe devolver al FMI unos U$S 40 mil millones por lo que será necesario un ajuste del gasto u otro apretón fiscal.

"El campo siempre paga el pato de la boda en escenarios de crisis. Sabemos que se vienen tiempos complicados y que es necesario que la política entienda que el sector productivo no puede pagar más impuestos", comentó un empresario del sector.

Como sea, otros recuerdan que, en rigor, fue Alberto el que le planteó a Néstor Kirchner en reiteradas oportunidades aumentar las retenciones al campo para solventar la suba del gasto público alegando que eran medidas que "no traerían costo político".

En ese entonces Alberto no se equivocaba. El sector agropecuario no solo no tenía representantes en el sector público, sino que prácticamente no tenía ningún peso político en la toma de decisiones económicas que casi siempre lo veían como perjudicado.

Hoy, a once años del conflicto con el campo y después de décadas de desentendimiento, el sector comprendió la importancia de involucrarse en los asuntos públicos para, al menos, estar más protegidos a la hora de discutir ajustes fiscales.

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