Cuatro de los efectivos de la Policía Bonaerense a los que el jueves detuvieron por la trágica persecución de San Miguel del Monte en la que murieron cuatro jóvenes fueron acusados por homicidio doblemente agravado por la jueza Marcela Inés Garmendia, a cargo del expediente que investiga el fiscal Lisandro Damonte.
Los siete policías bonaerenses detenidos el jueves |
El capitán Rubén García (48) y los oficiales Leonardo Ecilape (26), Manuel Monreal y Mariano Ibañez, que fueron desplazados de sus cargos por el ministro Cristian Ritondo, fueron imputados por los agravantes de su rol de policías y el uso de armas de fuego. Es decir que para la Justicia, los disparos policiales ya son un hecho.
Cristian Righero, José Domínguez y Juan Gutiérrez, también policías de la comisaría de Monte, fueron acusados de falsedad ideológica y encubrimiento agravado según documentos a los que accedió Currín.
El hecho ocurrió durante la madrugada del pasado lunes y finalizó en la Colectora 9 de Julio a la altura del kilómetro 111 de la colectora 9 de Julio que desemboca en la Ruta 3 de la ciudad bonaerense, lugar donde el Fiat 147 blanco impactó contra el acoplado de un camión. A bordo viajaban Gonzalo Domínguez (14), Camila López (13) y Danilo Sansone (13), todos oriundos de San Miguel del Monte, junto a Aníbal Suárez (22), nacido en Misiones. Los cuatro fallecieron. Una quinta ocupante, Rocío Guagliarello (13), quedó gravemente herida y pelea por su vida.
Antes de chocar, los jóvenes estaban siendo perseguidos por un patrullero. En el móvil iban el subcomisario Julio Franco Micucci (36), en la nómina de pagos de la fuerza desde 2012, García, también en la nómina de la Bonaerense desde 2012, y Ecilape, parte de la Policía de la provincia desde 2015. Estos fueron desplazados de la fuerza y, salvo Micucci, fueron detenidos.
Previo al desenlace fatal, los vecinos alertaron sobre la situación con llamados al 911 en los que comunicaron haber escuchado ruidos similares a disparos. "No fue solamente un accidente. Hay una relación causal inmediata e ineludible; sin los disparos no se hubiera producido la colisión", aseguró el procurador de la provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand.
Los siete efectivos ahora imputados, fueron arrestados antes de ayer. Los investigadores encontraron contradicciones en sus relatos frente a la división Asuntos Internos.
Una imagen de la persecución que trascendió fue clave para el arresto: en ella se observa a un oficial asomarse por la ventanilla de la camioneta de la policía y apuntar hacia el Fiat 147. Al querer explicar esto, deslizaron la versión de que ese agente estaba iluminando con linternas la patente del auto. También circularon la información de que hasta habían entregado sus cargadores completos.
Los dichos, para empezar, no resultaron convincentes: "Primero dijeron una cosa, después otra, seguramente por miedo de que los linchen. Dijeron que no los persiguieron, después del video dijeron que sí. Lo que hicieron fue un exceso. Un Fiat 147 con cinco personas adentro. ¿Cómo no lo podían detener con el patrullero?", dijo una fuente.
El jueves por la mañana, el fiscal general de La Plata, Héctor Bogliolo, notificó que una de las víctimas tenía una bala en sus glúteos. El dato confirmó que la policía efectivamente había disparado contra el Fiat 147. A partir de las pericias balísticas y la autopsia que realizaron en el ámbito de la policía judicial del ministerio público, detectaron la titularidad de uso del arma desde la cual se disparó ese proyectil.
"Es un arma reglamentaria que corresponde a uno de los detenidos. No tenemos verificado si es el mismo que se asoma por la ventana, lo estamos investigando. Y tenemos también confirmadas la titularidad de uso de otras tres armas que fueron sustraídas", informó Conte Grand.
Al margen de ello, también se están investigando otros tres orificios en el vehículo, compatibles con impactos de balas de fuego. Por las circunstancias y por las maniobras realizadas para encubrir lo que había sucedido, el Ministerio de Seguridad desplazó en total a 13 oficiales.
Mientras el pueblo no sale de la conmoción y el dolor por la muerte de sus cuatro hijos. Los cuatro menores eran amigos, se conocían porque compartían clases en la Escuela Media de San Miguel del Monte y, de acuerdo con lo que contaron sus familiares, solían juntarse en la zona de la costanera en su tiempo libre para rapear y andar en skate.
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