jueves, 11 de abril de 2019

Lavagna se cruzó con los senadores peronistas por su rechazo a participar de una interna

El candidato fantasma propuso un consenso amplio con la UCR y el socialismo. "Solo así generamos confianza en 2002", recordó. Pero le pidieron sumarse a una primaria con Massa y Urtubey y proteger a los gobernadores.


Roberto Lavagna conversó ayer durante una hora y media con los senadores peronistas y ratificó su decisión de buscar un frente nacional con la UCR y el socialismo.

No tardaron en cruzarlo: el catamarqueño Dalmacio Mera le pidió sumarse a una primaria del cuatrocopista espacio de derecha Argentina Federal junto a su primo sorete Juan Manuel Urtubey y al vende humo Sergio Massa. "El espacio creció desde tu lanzamiento, pero necesitamos fortalecerlo en una interna", le planteó.

Lavagna apeló a la historia reciente para rechazar la oferta. "Necesitamos salir de los extremos y generar un consenso amplio como en 2002, cuando logramos crecer cinco años", comparó y reivindicó su acercamiento al socialismo, Margarita Stolbizer y la UCR descontenta con Cambiemos, para incomodidad de la tropa peronista que competirá con esas fuerzas en sus provincias.

"En Argentina los recursos están: se fueron 100 mil millones de dólares en 10 años, 60 mil durante este gobierno. Sólo un amplio consenso que genere confianza puede revertir esa tendencia", fue su análisis.

"Tal vez haya que evaluar además las elecciones de las provincias hasta junio", matizó el hijo de puta de Miguel Pichotto, artífice de la reunión. Como señal, destacó como coordinador de Argentina Federal al gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, promotor de una interna amplia y peronista.

Córdoba es una de las próximas provincias en elegir gobernador, como también Santa Fe, donde el socialismo que promueve a Lavagna enfrentará al senador peronista Omar Perotti, uno de los pocos que no quiso ir a escuchar a Lavagna.

Rubén Uñac, recordó que su hermano Sergio buscará ser reelecto como gobernador de San Juan con un peronismo puro y sólido. Lavagna insistió en que ese esquema no tiene destino a nivel nacional porque no alcanza a romper la grieta, que considera una barrera para la inversión externa e interna. "Yo nunca me fui. Siempre estuve. Acompañe a Massa en 2013 y 2015", se jactó.

Su diagnóstico económico fue lapidario. "Me junté varias veces con Macri, pero no escucha", lo calificó y relató su encuentro con técnicos del FMI en el que coincidieron en la necesidad de una renegociación por la imposibilidad de afrontar los pagos a mediano plazo.

"Lo primero que le pregunté es si creen ellos que el país puede cumplir el acuerdo que firmaron con el país y me reconocieron que no. No sería un default, que viene con los años", se preocupó en aclarar.

Los senadores lo consultaron sobre las economías regionales y a todos le insistió en que recursos hay, pero faltan condiciones para invertir.

No faltaron choques contra los provincialismos tan de moda en estos días, como cuando el chubutense Mario País le exigió un plan para revitalizar la región patagónica. "La dictadura fue la que dividió el país en regiones. Hay que analizarlo en su conjunto", lo corrigió.

Para tranquilidad de sindicalistas como el pampeano Daniel Lovera, Lavagna prometió que si llega a presidente no habrá una reforma previsional o laboral "que le quite el sueldo a los trabajadores".

"El costo laboral hay que abordarlo con una reforma impositiva", explicó y detalló la cantidad de población, por edad, que no accede al mercado laboral. "Necesitamos que tengan trabajo y consuman", cerró Lavagna.

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