domingo, 21 de octubre de 2018

Negocian un frente peronista para quitarle un lugar al régimen en el Consejo de la Magistratura

Lo gestionan el jirchnerismo, el PJ y el massismo en Diputados, pero Cambiemos junta firmas para anticiparse. En el Senado también hay pelea y los santiagueños vuelven a ser clave.


Intramuros, con la precaución de quien no quiere dar media señal a su enemigo, en el Congreso se desató una guerra fría por la sucesión de los 6 representantes del Consejo de la Magistratura, al ritmo de los encuentros peronistas y los avatares en Cambiemos de estos días.

Una vez más, el oficialismo sufre su propia medicina y una picardía de Emilio Monzó, 15 días después de la asunción de Mugrizio Macri Blanco Villegas, es ahora la herramienta de la oposición para arrebatarle un lugar en el organismo que nombra y controla jueces. Aquella vez, el presidente de la Cámara Baja juntó firmas de jefes de bloques que representaban 110 diputados y, vía resolución oficial, se adjudicó la mayoría propia por encima del Frente para la Victoria-PJ, que era la bancada más numerosa.

Interpretó que la ley no hablaba de mayorías por bloques sino de la Cámara en su conjunto, como si se debatiera cualquier ley pero afuera del recinto. Por lo tanto, era cuestión de reunir firmas, hacer cuentas y llegar primero.

Con esa maniobra sumó al macrifascista Pablo Tonelli a la Magistratura ocupo la banca que había dejado Anabel Fernández Sagasti por asumir como senadora y reclamaba Marcos Cleri, ambos de La Cámpora, que debió conformarse con Rodolfo Tailhade como representante de la minoría. El tercer consejero siguió siendo un radical.

Cleri peleó su lugar en la justicia pero el 23 de octubre de 2017, horas después de la derrota de Cristina Fernández de Kirchner en la provincia, el juez Enrique Lavié Pico interpretó que Tonelli fue nombrado en tiempo y forma y no hay más por discutir.

Pero ese fallo es ahora el arma de la oposición para robarle un consejero a Cambiemos, que es el bloque mayoritario y por lejos en Diputados, pero no alanza la mitad más uno del recinto sin buscar aliados.

La oposición tiene tres bancadas fuertes y con sello peronista: FpV-PJ (65 bancas), Argentina Federal (33) y el Frente Rejuntador (21). Junto a otras fuerzas menores (izquierda, Movimiento Evita, puntanos y monobloques) superan el quórum, tal es así que ya obligaron al régimen a revisar varios decretos de necesidad y urgencia con la sola amenaza de eliminarlos en el recinto.

Según pudo saberse, referentes jurídicos de estas tres bancadas negocian con mucho sigilo un acuerdo para quitarle un consejero a Cambiemos. El primer paso es sumar tantos bloques como sea posible y el otro, no menor, es definir a cuál premiar con el cargo.

Hay consenso de que sería un diputado de Argentina Federal, cercano a los gobernadores; y del massismo, pero alguno tiene que ceder y no es fácil, porque además del poder de nombrar o sancionar jueces los consejeros acceden a un cuantioso presupuesto para nombrar asesores.

Por ahora es una disputa de despachos, pero los gobernadores no pueden hacerse los distraídos porque, a través de sus senadores varios ya tiraron la bronca porque la Magistratura no dejó pasar a muchos de sus protegidos en las ternas.

No podrán volver a quejarse si le regalan consejeros a la Casa Rosada, que ya puede reunir una mayoría sólida en el organismo con abogados y jueces, pero nunca son tan disciplinados como sus propios alfiles.

Por eso, en Cambiemos no están de brazos cruzados. Nicolás Massot, jefe del PRO, se puso a recolectar firmas para presentar antes del 19 de noviembre, fecha de asunción de la nueva Magistratura.

Reunir los 18 votos que le restan para llegar a una mayoría no le fue una tarea sencilla este año y uno de los bloques más volátiles siempre fue el Frente Cívico por Santiago del Estero, con 6 diputados leales al gobernador Gerardo Zamora, que tiene la habilidad de llevar las negociaciones hasta último minuto.

Por si fuera poco, en el Senado, que también renueva sus consejeros, los tres santiagueños pesan mucho, porque si bien Cambiemos ostenta el interbloque más grande, el fallo Tonelli habilita una carrera por juntar firmas que en esa Cámara nunca sucedió.

Miguel Pichotto se resignó a perder uno de sus dos representantes y el más resistido por sus pares Rodolfo Urtubey, por su liviandad para avalar en tiempo récord más de 200 jueces propuestos por el régimen, en la Magistratura y como presidente de la Comisión de Acuerdos.

El rionegrino negocia para que el salteño no sea sustituido por un oficialista sino por la santiagueña Ada Iturrez de Cappellini, que ya fue consejera y, cuentan en el organismo, se sentía muy cómoda, dejó muchos amigos y quiere volver.

Cambiemos puede ceder a la propuesta de Pichotto o desafiarlo a captar aliados y arriesgarse a que los nueve senadores del bloque de Cristina terminen siendo árbitros.

La ex presidenta no habla con Pichotto pero sí con varios de sus dirigidos y con la mayoría de los gobernadores que el jefe justicialista dice representar en el recinto.

Durante el debate por sus allanamientos visitaron seguido su despacho el formoseño José Mayans y el chubutense Mario País, que es el otro miembro de la Magistratura del PJ y habría consenso para que continúe.

Con un ojo en las peleas peronistas, en Cambiemos evalúan si no es preferible darle un consejero a Zamora si aporta sus seis diputados al documento de Massot y no al de los peronistas reencontrados. De mínima, evitarían una interna en la Cámara baja, donde el macrista Daniel Lipovetzky presiona para sustituir a Tonelli, con la chapa de haber coordinado las recientes campañas de los abogados y jueces cercanos al régimen que asumirán en noviembre. 

Los santiagueños no se sumaron a aquel apunte de Monzó, que permitió un premio inesperado a Macri Blanco Villegas en plena luna de miel. Dos años después, es un antecedente peligroso.

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