El ultra conservador arzobispo de La Plata se refirió al cuestionamiento por los sueldos de los obispos y aseguró que el problema reside en que “los fieles católicos no aportan a la limosna”.
Monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, respondió ayer a la mañana a la polémica encendida el miércoles luego de que el jefe de Gabinete, Marcos Peña Braun Menéndez, informase en su primera comparencia del año ante la Cámara de Diputados que la Iglesia Católica recibe anualmente un presupuesto de $ 130.421.300 y que el haber mensual de un obispo diocesano es de $ 46.800, mientras que de un obispo auxiliar alcanza los $ 40.950.
En declaraciones radiales, Aguer subió la apuesta y responsabilizó a los fieles católicos de las "necesidades" de la Iglesia. "Hay una mala educación en los fieles católicos que no aportan en la limosna, la colecta es miserable", lanzó.
"Me preguntaban qué hacía con los $ 40 mil, no me lo guardo. Mi sueldo lo gasto para darle a los pobres y para pequeñas cosas mías", explicó.
Además, siguió insistiendo en que "todas las campañas que se hicieron contra el embarazo no deseado no dieron resultados", que "el problema está en la educación" y que "utilizar el preservativo y la píldora anticonceptiva es un pecado", un concepto un poco contradictorio que además es riesgoso en un momento donde están en crecimiento nuevamente las enfermedades de transmisión sexual.
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