La Cámara Federal de Casación Penal dispuso que el represor cumpla en la cárcel sus condenas a perpetua por violaciones a los derechos humanos. Los vecinos del Bosque Peralta Ramos, el barrio de Mar del Planta donde se se instaló cuando le concedieron la domiciliaria a fines del año pasado, repudiaban su presencia en ese lugar.
La estadía de Miguel Etchecolatz con arresto domiciliario en Mar del Plata duró lo que duró la temporada de verano. El genocida había recibido esa gracia el pasado 27 de diciembre, y ayer la Cámara Federal de Casación Penal se lo revocó. Uno de los mayores símbolos del terrorismo de Estado volverá a ocupar una celda.

Ramos argumentó ante la Cámara que el fallo del TOF 6 fue “carente de fundamentación”, basado en estudios médicos “parciales” sobre la salud del represor, de 88 años. “Nadie niega que tiene patologías pero estaba bien atendido en donde estaba. El TOF 6 unió edad y patología y lo sacó de la cárcel”, había dicho antes de ayer. También consideró que hubo una “errónea interpretación y aplicación de normas sustantivas y procesales” y recordó que el ex comisario había violado un arresto domiciliario en 2006.
Desde su arribo a la casa del Bosque Peralta Ramos, el genocida fue objeto de diversos escraches por parte de organismos de derechos humanos y los propios vecinos, que repudiaron su presencia. Durante su estadía en la ciudad balnearia, el Colectivo de Ex Hijxs de Genocidas, integrado entre otros por la hija del ex comisario, también apeló a la Justicia.

“Durante todos estos años una de las principales líneas de investigación tuvo que ver con el rol que como ideólogo tuvo Etchecolatz”, dijo, respecto de la desaparición de López, la abogada Guadalupe Godoy. También argumentó en contra de la domiciliaria Pablo Llonto, abogado de en la causa de Puente 12. Consideró que el caso de Etchecolatz “merece la especial consideración porque el mundo observa lo que se hace en Argentina en materia de delitos de lesa humanidad”.
“En Mar del Plata tiene lugar, no es el Bosque, es la cárcel de Batán”, habían cantado los querellantes tras la audiencia,a la espera de una resolución prometida dentro de cinco días hábiles. Un día después, el comisario se tiene que mudar a un presidio.
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