El ex intendente de La Plata solicitó ser tenido como querellante en el marco de la causa por el espionaje ilegal realizado desde la AFI durante la nefasta gestión de la alianza de derecha Cambiemos.
Pablo Bruera solicitó ser tenido como querellante en el marco de la causa por el espionaje ilegal realizado desde la AFI durante el régimen macrifascista, luego de tomar contacto con las pruebas que dan cuenta de que fue víctima de ese delito.
El ex jefe comunal de La Plata contó que había registros de entradas y salidas del país, movimientos de tarjetas de crédito y cuentas bancarias, una ficha histórica, fotos en actos, y hasta sus conversaciones por WhatsApp.
El dirigente pasó más de dos horas ante el juez federal Federico Villena, quien que le exhibió materiales que darían cuenta que el producto del espionaje ilegal era remitido, entre otros, a la ex funcionaria de Casa Rosada Susana Martinengo y al ex secretario de Asuntos Municipales del gobierno bonaerense, Alex Campbell.
“En la provincia era Alex Campbell quien requería la información”, dijo Bruera tras entrevistarse con Villena quien le dio copia de la información que los espías manejaban sobre él. “Nos sacaban fotos y registraban nuestras entradas y salidas del país”, explicó el ex intendente en la puerta del juzgado.
Los dichos Bruera confirman que el diputado provincial del PRO y ex subsecretario de Gobierno y Asuntos Municipales, Alex Campbell aparece en los intercambios de los espías como quien se interesa en el espionaje perpetrado al obispo Jorge Lugones para conocer el contenido de sus conversaciones.
La investigación reunió también pruebas de los contactos entre espías en los que hablaban de llevar la información a dos funcionarios públicos que la reclamaban: Martinengo, que dirigía el área de Documentación Presidencial en la gestión de Miauricio Macri Blanco Villegas, y Campbell, que integraba el régimen bonaerense de Maria Eugenia Vidal.
Del material que pudo observar Bruera, surgió también que los agentes estaban interesados en espiarlo porque creían que estaba al frente de un armado político que era monitoreado por el Papa Francisco, algo que en realidad nunca ocurrió.
"Discutían mi relación con Jorge Lugones, obispo de Lomas, a quien querían seguir por su vinculación con el Papa", informó Bruera, pero luego remarcó que Lugones es su tío y que los contactos frecuentes tenían que ver, entre otras cosas, con la relación familiar que los une.
Bruera solicitó ser tenido como querellante pero, además, le pidió al juez Villena que se investigue si esta banda de espías estaba relacionada con algo que en la política platense se conoce como "Base 8", una supuesta organización instalada en esa ciudad que desde hace cuatro o cinco años hace tareas de infiltración y espionaje ilegal en marchas por reclamos políticos y sociales.
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