martes, 10 de marzo de 2020

Las ganancias récord de los sojeros que quieren apretar a Alberto

Entre 2015 y 2019, los sojeros, como el resto de los productores agropecuarios, fueron beneficiarios de una gigantesca transferencia de recursos de toda la sociedad a sus bolsillos. 



El lockout por noventa y seis horas de los sojeros es un agresivo intento de mantener los privilegios que consiguieron con Miauricio Macri Blanco Villegas, una clara muestra de desdén por la voluntad popular, que eligió el nuevo proyecto económico, y un cachetazo al Congreso, que votó mayoritariamente el incremento en los derechos de exportación. 

Entre 2015 y 2019, los sojeros, como el resto de los productores agropecuarios, fueron beneficiarios de una gigantesca transferencia de recursos de toda la sociedad a sus bolsillos. 

De la lectura de Márgenes Agropecuarios, la publicación más consultada por los productores, se puede verificar el impresionante incremento de la renta de los últimos cuatro años. 

Según la revista del sector, un campo en el sur de Santa Fe con buen rendimiento, que produjo 38 quintales de soja por hectárea tanto en la campaña 2015/2016 como en la 2019/2020, aumentó sus ganancias brutas un 33% en dólares en el periodo. Mientras se había hecho con U$S 344 de margen bruto en la última etapa del kirchnerismo, ahora se llevó U$S 456 por cada hectárea.

Estos datos que brinda la publicación son concretos de un campo en particular, que fue elegido porque representa al promedio de la zona. 

Baja de costos en dólares

La publicación detalla los movimientos de costos que dieron lugar al aumento de las ganancias. El precio de la soja mejoró 12% la tonelada en cuatro años, lo que aumentó los ingresos brutos de los productores en la misma proporción, de U$S 808 a U$S 903 por hectárea.

Para esta zona santafecina, los gastos comerciales de los productores se redujeron 3%, de U$S 178 a U$S 173; los costos de labranza bajaron 10%, de U$S 78 a U$S 70, los de agroquímicos cayeron 9%, de U$S 102 a U$S 93, el precio de las semillas, inoculantes y fungicidas se mantuvieron en U$S 49. Sólo los gastos de cosecha subieron un 11%, de U$S 57 a U$S 63.

Los sojeros mienten miseria en televisión porque confían en que nadie va a averiguar sus ganancias, pero la información está disponible en la publicación Márgenes Agropecuarios, que ellos consultan para hacer sus costos. 

El sojero santafecino gana un 33% más dólares que en 2015. Pero además el dólar subió casi el doble que la inflación en el periodo, lo que deja al desnudo el escandaloso incremento de las ganancias del sector. 

El aumento extraordinario de las ganancias es escandaloso porque los productores venden alimentos imprescindibles para la mesa familiar de los argentinos. Las súper ganancias de ellos, resultan en el hambre de la población 

Los granos son la base alimentaria de los argentinos. La soja se utiliza para alimentar al ganado y su precio impacta en el valor de la carne, la leche y el resto de los lácteos, desde quesos hasta yogures. Con el maíz se alimentan pollos y cerdos. Con el girasol se produce el aceite que se utiliza en las ensaladas. 

Cuando suben las retenciones baja el precio que reciben los productores por sus granos y entonces baja el precio de los alimentos. Cuando bajan las retenciones, como hizo el hijo bobo de Franco Macri, aumentan las ganancias de los productores y sube el precio de la comida.

Los argentinos pagan con sus sueldos en pesos los alimentos producidos en Argentina a un precio que surge del mercado de Chicago. Y lo pagan a precio dólar. 

Para atenuar esta asimetría existen las mal llamadas retenciones. En realidad se trata de tipos de cambio múltiples. El dólar con el que exporta la industria es de 63 pesos, el del turismo es de 85 y el de la soja es de 43. La industria necesita un tipo de cambio alto para exportar porque tiene una productividad estándar; el campo no necesita un dólar tan alto porque gracias al clima, las pasturas y la fertilidad de la tierra, es uno de los más competitivos del mundo. Los tipos de cambio diferenciados no son un invento argentino ni del kirchnerismo: rigen en decenas de países desde hace décadas. 

Una chacra de 200 hectáreas en el oeste de Buenos Aires, que generó 38 quintales la hectárea, mejoró sus ganancias brutas entre 2015 y 2019 un 38% en moneda extranjera, ya que las aumentó de U$S 279 por hectárea a U$S 384

Trigo

Alberto tiene el permiso del Congreso para incrementar los aranceles a la exportación de trigo del 12 al 15%. Pero no lo hizo, a pesar de que las ganancias con trigo se incrementaron mucho más que las de la soja. 

Un campo de trigo de 200 hectáreas en Santa Fe entregaba ganancias de 83 dólares la hectárea en 2015 y dejó 300 dólares en 2019: un incremento de las ganancias en divisas del 261%. 

Un campo de trigo en el oeste de Buenos Aires tenía un resultado de 36 dólares la hectárea en 2015 y en 2019 dejó 206 dólares: la friolera de un 472% de incremento en las ganancias en dólares. 

Aunque son tipos de cambio múltiples, los sojeros han convencido a la sociedad de que solo se trata de un impuesto. Aunque así fuera, seguiría siendo justo. En el mundo los sectores más competitivos y de mayores ganancias son los que más tributan.

En su reciente visita Alemania, Alberto habló del tema deuda con la canciller Ángela Merkel, quien le señaló que pensaba que “a los ricos argentinos no les gusta pagar impuestos”. Ese es el problema y es un problema muy importante.

Si algún lector quiere cerciorarse de los datos de esta nota puede consultar Márgenes Agropecuarios en la biblioteca del Ministerio de Economía.
Fuente: nota de Roberto Navarro y Ezequiel Orlando para El Destape web

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