El Socialismo y Podemos formaron el primer Gobierno de coalición de la democracia española en una ajustadísima votación de investidura.
Pedro Sánchez logró ayer ser investido presidente de España en una ajustadísima votación en el Congreso que ganó por apenas dos votos, en una caldeada sesión. De esta forma, el Socialismo y Podemos formaron el primer Gobierno de coalición de la democracia española.
En la segunda y definitiva votación, el candidato socialista se impuso con 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones, incluidas las de los independentistas catalanes que fueron clave para la investidura.
En las filas socialistas se mantenían tranquilos, aunque impusieron algunos controles extraordinarios para asegurar que todos sus dirigentes acudieran a la sesión. Finalmente, la votación transcurrió según lo previsto y Sánchez tuvo una mayoría muy finita para ser investido.
El presidente tuvo los votos favorables de PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, Compromís, Teruel Existe, BNG y Nueva Canaria. En tanto, en contra votaron el PP, Vox, Ciudadanos, Ana Oramas, Navarra Suma, Foro Asturias, la CUP y JxCat. Las abstenciones, necesarias para la investidura, fueron de los vascos de EH Bildu y los catalanes de ERC.
El candidato socialista afrontó la sesión definitiva de investidura cargando contra la "crispación", culpando a la oposición y situándose como la única alternativa de Gobierno.
Sánchez comenzó su discurso anunciando su compromiso de buscar mecanismos para evitar el vacío de poder producido en los últimos meses por la falta de Gobierno. "Es inadmisible que algo así se repita en el futuro. Me comprometo, yo y mi grupo, a buscar fórmulas para facilitar mayorías de Gobierno frente a las mayorías de bloqueo", anunció el candidato a la Presidencia, en una medida que puede implicar cambios constitucionales nada fáciles de aprobar en la Cámara.
Sánchez dedicó la mayoría de su discurso a arrojar sus victorias electorales y cargar contra PP, Cs y Vox para que elijan: "O seguir en el berrinche o aceptar el resultado. No les conviene seguir en el berrinche", dijo el socialista, que defendió su "Gobierno de coalición progresista": "No hay otra opción de gobierno y es además la opción que obtuvo la victoria".
La réplica de Pablo Casado, líder del PP, moderó su última intervención del sábado, con el objetivo declarado de liderar "una reagrupación nacional de los constitucionalistas que no quieren volver a la España de naftalina".
"Construiremos una mayoría social que pueda reagrupar también a los socialdemócratas huérfanos de la deriva del sanchismo, a quien prefiera la reforma a la ruptura y la concordia y libertad al sectarismo", agregó.
El dirigente popular hizo un repaso de los socios de Gobierno de Sánchez. "La democracia solo ha tenido dos enemigos, los terroristas y los golpistas, y se ha puesto en sus manos", sostuvo y añadió que "no se puede tomar a los españoles como rehenes para garantizar sus votos para la investidura y al Estado de Derecho como moneda de cambio".
"Forzó una repetición electoral con el solemne compromiso de no depender de la utraizquierda, el separatismo y los batasunos, y hoy nos los trae de socios sin dar ni una sola explicación a los españoles", defendió Casado, que adelantó el escenario el socialista: "El dilema lo tendrá usted: si cumple con sus socios antisistema romperá España y si no, le echarán a la calle. Esa es la únca esperanza de millones de españoles".
Tampoco ha dejado pasar la alianza de Gobierno con Unidas Podemos, a quien ha reprochado su ideología comunista, que "aasesinó a millones de ciudadanos" además de su postura sobre la Constitución: "Lo que debería ser inaceptable para usted es que su socio de gobierno hable de la Constitución como un candado".
Iglesias, aclamado por el PSOE
Pablo Iglesias subió a la tribuna para cargar también contra la oposición y su "autoritarismo" y pidiéndoles no "utilizar a las víctimas del terrorismo" en su discurso. Para eso se valió de unas palabras de la dirigente de Podemos Rosa Lluch, hija del socialista asesinado por ETA. "No hablen ustedes de las víctimas del terrorismo, muchas apostamos por la reconciliación y no por el odio. Basta ya de usar nuestro dolor en su beneficio", recitó.
En un breve discurso en el que reivindicó los próximos derechos impulsados por el Gobierno, lanzó un mensaje directo al presidente en funciones: "Pedro, no nos van a tacar por lo que hagamos, nos van a atacar por lo que somos. Te pido que frente a los intolerantes tengas el mejor tono. Te pido también que tengas la mejor firmeza democrática".
La intervención de Iglesias fue aclamada por la bancada socialista, cuyos ministros se pusieron en pie ante el líder de Unidas Podemos durante el largo aplauso en el que la mayoría de los diputados del PSOE acabó también en pie.
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