El juez federal Martinez de Giorgi, cuestionó la validez de las declaraciones de los arrepentidos cuando las causs se edifican sobre esos testimonios.
Antes de la feria judicial, el juez Marcelo Martinez de Giorgi dictó el sobreseimiento al ex juez federal Norberto Oyarbide en una causa derivada de los cuadernos. Su situación estaba en el aire con una falta de mérito. También fue sobreseído el auditor Javier Fernández.
En pleno auge del caso cuadernos, Oyarbide y Fernández fueron indagados por el corrupto juez clarinista Claudio Bonadio, primero el magistrado los procesó y luego la Cámara Federal revocó esa decisión. Así quedaron con falta de mérito y con una causa aparte en manos de Martinez de Giorgi.
Oyarbide había denunciado supuestos aprietes para sobreseer al matrimonio Kirchner en una causa por enriquecimiento ilícito y dijo que había recibido llamadas de personas cercanas al presidente Kirchner, entre ellos recordó a Javier Fernandez, entonces sindicado como un operador judicial del kirchnerismo.
Tras valorar las medidas de prueba, entre ellas la declaración del arrepentido Victor Manzanares, y la de otros testigos, el juez Martinez de Giorgi fue contundente y dijo que las imputaciones relacionadas con el ex juez Oyarbide y Javier Fernández constituyen “un canto de sirenas, un espejismo”.
En su resolución, el juez advirtió sobre la inconveniencia de “edificar la imputación de conductas delictivas basándose exclusivamente en dichos de arrepentidos”.
“La fragilidad de este tipo de prueba ha quedado en evidencia en tiempo reciente, ante el público y notorio hallazgo de los que serían los originales de los cuadernos de la corrupción, sin perjuicio que de manera previa, en sede judicial Oscar Centeno había reconocido haberlos incinerado (el juez cita link de los pasquines ultraopositores Clarín y La Nación)”, dice uno de los párrafos de la resolución.
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