Alrededor de 200 bomberos se movilizaron para apagar el incendio y prestar primeros auxilios a los residentes.
Dos bomberos y una mujer española fallecieron ayer en el estallido de una panadería en pleno centro de París, mientras que una decena de personas fueron derivadas a centros de asistencia, cinco de ellas con heridas de gravedad.
La mujer fallecida se encontraba en uno de los hoteles linderos a la panadería que estalló, presumiblemente por una fuga de gas.
Alrededor de 200 bomberos se movilizaron para apagar el incendio y prestar primeros auxilios a los residentes de los edificios aledaños, dijo el ministro del Interior Christophe Castaner, quien acudió al lugar del siniestro. "El balance humano es elevado y grave", añadió Castaner ante la prensa.
La explosión se produjo hacia las 9 de la mañana, hora local, en el céntrico distrito IX de la capital francesa, cerca del turístico museo Grévin y en una zona donde hay numerosos hoteles.
Las autoridades mantenían un cordón de seguridad alrededor de la zona en la que un centenar de policías se encontraban movilizados.
"Estábamos durmiendo cuando escuchamos un ruido, pensamos que era un terremoto", contó un adolescente que vive en una calle cercana. "Bajamos y vimos un edificio en llamas", añadió su hermano.
La explosión se produjo cuando los bomberos ya estaban en la zona, alertados por una fuga de gas. La fuerte detonación hizo estallar las ventanas de los edificios aledaños.
"Todas las ventanas de nuestro apartamento estallaron, todas las bisagras de las puertas que estaban abiertas saltaron, para salir de mi habitación tuve que caminar sobre la puerta, los niños estaban muy asustados, no podían salir de su habitación", relató Claire Sallavuard, que vive en el edificio en el que está la panadería. La familia tuvo que ser evacuada del primer piso con una escalera de los bomberos.
La calle en la que se produjo la explosión estaba cubierta de escombros y las llamas salían de la planta baja del edificio. En las calles aledañas, varios turistas, con maletas en las manos, evacuaban los hoteles de esta zona céntrica de la capital francesa.
Residentes salían de los edificios en pijama. Un hombre descalzo y con el pelo blanco por el polvo estaba siendo atendido por los servicios de emergencia.
A unos metros del lugar de la detonación, una decena de personas heridas sobre todo en la cabeza, recibían atención médica.
El primer ministro, Edouard Philippe, y el fiscal de París, Rémy Heitz, se dirigieron también a la zona, sobrevolada por un helicóptero.
La policía pidió a los ciudadanos que no se acerquen al lugar para dejar trabajar en las mejores condiciones a los servicios de emergencia.
París se encontraba ayer sábado bajo extremas medidas de seguridad, con más de 5.000 policías desplegados en toda la capital para una nueva jornada de protestas del colectivo antigubernamental de los "chalecos amarillos".
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