lunes, 14 de enero de 2019

Crisis en los clubes de barrio: el negocio de Cambiemos para fundir a las instituciones

Detrás de la desidia estatal y el abandono a los clubes de barrio giran diversos negociados de los amigos del macrifascismo.


Por la cabeza de Miauricio Macri Blanco Villegas gira desde hace más de 20 años el viejo anhelo de abrir el mercado del deporte a las sociedades anónimas (SAD). Y si bien el foco del negocio está en los grandes clubes, los barriales, debilitados por los tarifazos y el ajuste, también corren peligro.

Aunque el retrasado mental no logró su objetivo como presidente de Boca y volvió a fallar en 2018 ya como ocupante de la Casa Rosada, la amenaza de las SAD está latente en un contexto de indefección y crisis para los clubes, sobre todo los de barrio.

Las entidades deportivas barriales son más de 20.000 en todo el país y componen una histórica red de contención social, inclusión y desarrollo fundamental para la Argentina, pero el avasallamiento de las políticas de ajuste y tarifazos impuestas por el macrifascismo las pone en una situación límite, donde se enfrentan a pagos imposibles por cientos de miles de pesos.

“Cuando son clubes grandes van a buscar el negocio a través de la pasión que arrastran los equipos. En los clubes de barrio van por el negocio inmobiliario", advirtió Daniel Pacín, secretario de la Confederación Argentina de Clubes de Barrio. "Entonces la ecuación es ‘te agobio, te fundo y después te convierto en un edificio y te dejo la sala de juego con el nombre del club. Es como la escuela shopping, el club shopping”, sagregó.

Pero además de ser un espacio de recreación, inculcación de valores y contención, los clubes también son el semillero del deporte nacional y de la tradición olímpica argentina, ya que el 90 % de la delegación Argentina que participó en los últimos Juegos Olímpicos de la Juventud que se realizaron en Buenos Aires fue formada en las entidades barriales.

Esa tradición fue enarbolada por el hijo bobo de FrancoMacri y por el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larrata, durante los Juegos Olímpicos de la Juventud como una vidriera para el mundo. No obstante, puertas adentro, son los artífices del vaciamiento del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CENARD) para montar un multimillonario negocio inmobiliario del que se beneficiarán los empresarios del poder.

El primer paso ya fue dado: la venta de los terrenos pertenecientes al Tiro Federal a un grupo empresario del que es parte el titular del Comité Olímpico Argentina (COA), Gerardo Werthein, quien debería defender los intereses de los deportistas, pero pugna por el desguace de las instalaciones en que se entrenan la mayor parte de los deportistas de élite del país, tal como lo develó el periodistaErnesto Rodríguez en su web Ephecto Sport.

La avanzada sobre el deporte es brutal y se hace evidente en el recorte presupuestario que sufrió este año la Secretaría de Deportes de la Nación por $ 106 millones, en términos nominales (de $ 1097 millones a $ 991 millones). Ese número además pierde aún más valor si se contempla la inflación acumulada durante 2018, que se estima que superará el 45%.

Y ataca por todos los flancos: retrasos importantes en las becas, discriminación en el pago a atletas paralímpicos y el fin de los estímulos de proyección sudamericana (que comprenden el 55% del total de abonos a deportistas y entrenadores)

Si el panorama es desalentador para los deportistas de Alto Rendimiento, la situación es aún peor para los millones de niños y niñas de los barrios. Allí el dinero destinado al “Fomento de Clubes Deportivos y Sociales: Programa Nacional Clubes Argentinos” fue recortado en más de $ 109 millones (de $ 218 millones a poco más de $ 108 millones). Más en el contexto de criminalización a la juventud, sobre todo de sectores vulnerables, que plantea el macrifascismo.

“El club junto con la familia y la escuela son lugares primordiales para la contención de toda la familia. Como tenemos un Gobierno represor por naturaleza, para ellos el deporte y la educación son gastos. En vez de pelota y tiza prefieren las balas”, sentenció Pacín.

El rol económico de los clubes de barrio

Además de ser una pieza fundamental en el entramado social, los clubes de barrio también son un importante motor para el mercado interno. Las instituciones barriales no sólo generan trabajo directo a través de la contratación de entrenadores, personal de maestranza y otras actividades, sino que también son dinamizadores de otras ramas laborales, movilizando importantes sumas de dinero.

De acuerdo con un detallado informe realizado por el Observatorio Social y Económico de Clubes de Barrio, las entidades locales ponen en acción un sinfín de industrias, como la textil, la gastronómica, la del transporte, la hotelera, la turísitca y la de la construcción, entre otras. Abandonarlos a su suerte, es también avanzar en la destrucción de un mercado interno ya golpeado por el macrifascismo.

Según los datos del Observatorio los más de 20.000 clubes de barrio que existen en el país generan unos $ 57.680 millones de pesos para el sector textil, entre indumentaria, calzado y material deportivo.

También aportan unos $ 16.016 millones a la industria gastronómica, y unos $ 875.000 millones en el área hotelera, sobre todo en períodos de competencia.

A través de acciones como repintar las instalaciones, mantenimiento edilicio y limpieza, entre otros, los 20.000 clubes del país destinan unos $ 8.982 millones. Mientras que en el caso del transporte para trasladar deportistas todos los fines de semana o en el caso de viajes más extensos a competencias puntuales, las entidades deportivas movilizan unos $ 10.864.

Sumando industrias como la química y la farmacéutica y sin contar las tarifas de servicios públicos, los clubes dinamizan en total casi $ 1 billón.
Fuente: nota de Manuel Rodríguez para El Destape web

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