Por Gino Viglianco, para El Destape web
Una vecina recibió un impacto de bala de goma en el hombro derecho y un niño de 12 años fue desfigurado a golpes. Más de 20 policías amedrentaron a la familia.
La policía de Tucumán disparó decenas de balas de goma en el frente de la casa de Facundo Ferreira, el niño de 12 años que fue asesinado por efectivos de seguridad hace cinco meses. Una vecina resultó herida en un hombro y la familia además denunció que la Policía mató al perro del niño con un disparo de bala de plomo en el pecho. El abogado de la querella acusó que el ataque es una forma de perpetrar las amenazas por la investigación contra la policía.
"Había más de 20 motos, camionetas y patrulleros. Todos pasaban y dispararon balas de goma. Al perro lo mataron de un tiro de plomo en el pecho cuando estaba en el patio”, denunció Rita Ferreira, tía de Facundo.
Los efectivos de seguridad se hicieron presentes cuando la familia conmemoraba los cinco meses del asesinato del niño que recibió un disparo en la nuca cuando iba con su amigo en una motocicleta por el centro de Tucumán.
La familia de Ferreira denunció que un niño de 12 años que estaba en la zona fue desfigurado a golpes por efectivos de la policía. "Le golpearon el rostro, tiene un ojo muy hinchado. El niño es alto y parece más grande, pero tiene sólo 12 años", sostuvo. Meses antes, las tías de Ferreira fueron intimidadas por la policía y la abuela del niño debió irse de su domicilio por el miedo.
En la denuncia realizada en la Fiscalía 8, la defensa exige que la provincia garantice la seguridad de la familia y sostuvo que quiénes perpetraron el ataque son policías del servicio 911, la seccional de la fuerza de seguridad a la que pertenecen los dos agentes acusados del homicidio del niño.
Hace semanas, un policía local desplazado se quebró y contó que le pidieron que vaya a intimidar a los allegados del niño "hasta con disparos dentro de la vivienda".
Por el crímen de Facundo Ferreira está imputado el policía de la provincia de Tucumán Mauro Díaz Cáceres como responsable de haber gatillado el arma que mató al menor. Su compañero Nicolás Gonzáles Montes de Oca, policía que iba junto a Cáceres el 8 de marzo, también fue imputado. Ambos fueron liberados por el juez subrogante Víctor Manuel Rougés que no concedió la prisión preventiva pese a las denuncias por amenazas.
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