Norberto Oyarbide se ofreció como “arrepentido” ante el fiscal Carlos Stornelli en la causa que investiga las fotocopias de los cuadernos de Oscar Centeno. El juez federal ingresó al despacho del fiscal para declarar en el marco de la investigación por presuntas coimas en la obra pública. Un rato antes, el ex magistrado lloró por radio y denunció haber recibido presiones de Néstor Kirchner.
El miércoles, Oyarbide había prestado testimonio y había dicho que “jamás” había recibido dinero de ningún funcionario. En las fotocopias de los cuadernos del remisero escribiente Centeno se afirma que Oyarbide tuvo un encuentro con Julio De Vido en 2013, hecho que el ex juez negó, aunque ayer dijo que le "apretaban el cogote para que sacara las causas" por presunto enriquecimiento ilícito del matrimonio Kirchner, supuesta maniobra por la que responsabilizó al ex auditor general de la Nación, Javier Fernández, y al ex espía Jaime Stiuso.
Oyarbide primero habló en forma sucinta con Radio 10 y luego, dos horas más tarde, pidió salir otra vez al aire. “Estoy mal, estoy muy mal. Me queda todavía un poco de fuerza para decir las cosas”, agegó con tono quebrado.
“Finalmente ellos eran empleados, por llamarlos de alguna manera, de una persona de la que emanaban todas las responsabilidades. Es la persona que falleció, el esposo de la presidenta", subrayó el ex magistrado que esquivó el juicio político con una renuncia anticipada. Más adelante agregó que ya le había contado lo mismo al juez Claudio Bonadio, razón por la cual anticipó que quería ampliar su declaración.
“Yo me voy a comer al Paseo de la Recova, a tomar un plato de sopa, por si me quieren servir el plato de sopa o dispararme por la espalda", predijo anticipando que teme por su vida, al tiempo que deseó que Mugrizio Macri Blanco Villegas hubiera escuchado sus palabras.
En la causa iniciada tras la revelación del pasquín ultraoficialista La Nazión, la semana pasada, quedó detenido Roberto Baratta, mano derecha de De Vido en el ministerio de Planificación Federal, para quien trabajaba el literato Centeno como chofer, así como algunos de los empresarios que figuran en esa road movie en que se han convertido las supuestas memorias del remisero.
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