sábado, 18 de enero de 2020

La "superprueba" del espía y los cruces telefónicos en la muerte de Nisman: la estrategia de Clarín para seguir con las especulaciones

El naufragio de la hipótesis del asesinato en el caso de la muerte de Nisman, agudizado por el impacto de la serie de Netflix, lleva al macrifascismo y sus correlatos judiciales y mediáticos, encabezados por el pasquín envuelve huevos, a agudizar la imaginación y presentar nuevas especulaciones para confundir a los lectores. 


A falta de pruebas, la idea es especular. El pasquín ultra opositor Clarín, ya desesperado porque viene naufragando la hipótesis política del homicidio de Alberto Nisman, se despachó ayer con la historia de un espía de la ex SIDE que el domingo 18 de enero de 2015, el día que apareció el cuerpo del inoperante, corrupto y putañero fiscal, habló 27 veces con sus superiores desde un Nextel que accionó en Martínez. Al periodista Héctor Gambini le parece una evidencia que las comunicaciones se cursaran a través de una antena ubicada a 200 metros de donde vive el informático Diego Lagomarsino, el hombre que le prestó el arma a Nisman.

Es público y notorio que ese domingo la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) funcionó a pleno y hubo miles de comunicaciones. Pasaron cuatro cosas.

Primero, el pasquín de derecha La Nación publicó que el hombre clave de la denuncia de Nisman, el sujeto que negoció con los iraníes y con Cristina Fernández de Kirchner, era un espía de la SIDE. Pero no publicó el nombre. Y había que averiguar quién era y cuál fue su papel.

Segundo: el viernes 16, robaron un misil del destacamento de Arana, en La Plata. Era sumamente peligroso. La justicia federal le ordenó a la AFI que participe, junto con el Ejército, de la investigación.

Tercero: el sábado 17 y el domingo 18 jugaban en Mar del Plata Boca con Racing y River con Estudiantes. Estaba la versión de que le tirarían un cadáver al candidato presidencial, Daniel Scioli, en la ruta 2. La ex SIDE trabajaba en ese tema que tenía que ver con el orden constitucional.

Cuarto: estaban las dudas sobre si Nisman iba a ir al Congreso o no a defender su denuncia, confrontando con el Frente para la Victoria. También se temían conflictos.

En resumen, está claro que no era un día de descanso para los espías, de manera que si alguno fue a comer un asado a Martínez o tenía una amante allí, seguro que tuvo que abocarse a los cuatro conflictos en marcha e intercambió decenas de llamadas con sus jefes y pares.

Naufragio

Las teorías especulativas tratan de reemplazar a las pruebas concretas porque el problema central de Cambiemos y sus correlatos judiciales y mediáticos es que en cinco años no encontraron una sola evidencia de que alguien haya entrado en el edifico de Le Parc, de cómo el supuesto homicida entró y, sobre todo, cómo salió de un departamento que estaba cerrado por dentro, de cómo se pudo hacer la maniobra de matar a Nisman en el baño, salir y dejar el cuerpo contra la puerta, sin dejar pisadas ni rastros de arrastre, de como es posible que no haya un sólo signo de desorden o de pelea en toda la vivienda de Nisman y que no aparezca ni una gota de sangre fuera del baño, de cómo es que hay sangre en todo el baño cuando por lo menos algunas de las gotas hubieran quedado en el homicida, ni de cómo es que el fiscal carecía de toda lesión defensiva.

Tampoco se entiende por qué Lagormarsino suministraría un arma a su propio nombre para cometer semejante crimen y ni siquiera aparece cuál sería su móvil para ser cómplice.

El hecho concreto es que a cinco años no tienen ni un sospechoso de haber integrado el supuesto comando que concretó la operación. La orfandad de pruebas los obliga a la especulación.

Llamadas

La "superprueba" encontrada ahora es la existencia de un miembro de la AFI que se comunicó con sus jefes a partir de las 10.10 de la mañana y que las llamadas de Nextel se cursaron por la antena ubicada en Hipólito Yrigoyen 3197, a dos cuadras del complejo en el que vive Lagomarsino. En zonas de casas bajas, como Martínez, en las inmediaciones del shopping Unicenter, las antenas captan llamadas de más de un kilómetro a la redonda, a diferencia de barrios con edificios altos en que el área es más reducida.

O sea que la súper evidencia consiste en que un hombre que trabajaba en la Dirección de Reunión de Información de la AFI y que se ubicó en un área de 10 cuadras de la vivienda de Lagomarsino habló mucho por Nextel aquel domingo. 

Incendio

Para ponerle un poco de literatura al asunto, el periodista metió en escena un incendio en la Casa Rosada el día anterior, el sábado 17 de enero. Con eso -según afirma- se quemaron los archivos de entradas y salidas a la sede del gobierno. Así se habrían tapado no se sabe qué pruebas, justamente porque no están los archivos. Todo consiste en instalar la idea del mega complot.

El incendio en cuestión ocurrió el 21 de febrero de 2015, o sea más de un mes más tarde. Pero como señaló entonces el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, no se perdió nada de nada porque había back up de la información.

La falsedad de lo publicado es llamativa porque ese hecho lo reportaron el propio Clarín, La Nación y casi todos los diarios, confirmando la fecha del 21 de febrero.

Domingo

Las llamadas entre funcionarios fueron descriptas por el juez Julián Ercolini en el procesamiento de Lagomarsino, como partícipe del supuesto homicidio, y también en el de los cuatro custodios de Nisman, por incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento del homicidio. El magistrado dedicó nada menos que 77 páginas a enumerar las comunicaciones y el fiscal Eduardo Taiano le pidió a la Policía Federal que amplíe el trabajo abarcando a los contactos y llamadas que recibieron o hicieron los personajes centrales de esta historia.

El punto de partida de la "superprueba" es que se trataba de un domingo cualquiera de verano, playero, sin grandes hechos a la vista, como si fuera en las islas Seychelles.

Sin embargo, ese domingo, como se dijo, había todo tipo de conmociones, y en buena parte con eje en la AFI. Era un fin de semana dramático.

Para la ex SIDE, la nota firmada por Hernán Capiello en La Nación de ese domingo fue una bomba. En concreto el diario sostenía en tapa que el gran operador del Memorándum de Entendimiento con Irán había sido "un espía camporista". El diario no publicó el nombre.

Es obvio que eso provocó un domingo frenético para Pocino, el número 2 de la AFI, Juan Martín Mena, y todos los demás integrantes de la central de espías. Había que averiguar quién era ese agente que Nisman decía que operó el Memorándum, cuál había sido su papel, dónde estaba en ese momento, la relación con el ex hombre poderoso de la SIDE, Jaime Stiuso y si continuaba o no en la AFI.

La mentira de la denuncia de Nisman se cayó rápidamente. Se supone que después de la muerte del fiscal, aunque tal vez llegó a enterarse de su inconsistencia ese mismo domingo, antes del disparo. Hoy se sabe que el James Bond en cuestión era Allan Bogado, un inorgánico de la ex SIDE, que trabajó para Stiuso, pero que nunca habló con un iraní ni se vio jamás con CFK. La planilla de Migraciones demostró que Bogado no había salido del país en toda su vida, salvo una vez que fue a Paraguay desde su provincia, Misiones. En la denuncia, Nisman decía que estuvo en Zurich y en Nueva York en los diálogos con los enviados de Teherán. El dato sobre "el espia camporista" se lo proporcionó el propio Nisman a Capiello en un almuerzo en Puerto Madero, el viernes 16.

De manera que si "el espía de Martínez" habló con sus jefes 27 veces, al menos tenía buenas razones para hacerlo. Y es posible que le hayan arruinado el asado al que concurrió ese domingo de enero. En cualquier caso, va a ser difícil utilizarlas como prueba para vincular esas llamadas con la muerte de Nisman.

Un dato curioso es que Gambini menciona que el ahora famoso agente sigue trabajando en la AFI, por lo cual resulta extraño que no hayan preservado el dato para llamarlo a declarar por sorpresa. Tal vez la explicación es que lo ventilan para hacer más show en ocasión del aniversario.

Finde I

Pero además del "espía camporista" que había que buscar, aquel domingo registraba otras conmociones. El 18 de enero de 2015 hubo comunicaciones entre Fernando Pocino, director de Reunión de Información de la AFI, con César Milani porque el viernes desapareció un misil Tow 2 de un destacamento en Arana, en las afueras de La Plata. El arma tenía capacidad para perforar blindados, de manera que la investigación era de importancia. El juez platense Laureano Durán instruyó a la AFI para que participe de la investigación.

El misil nunca más apareció. La impresión quedó en los investigadores fue que el robo fue una interna entre militares o una jugarreta política para desacreditar a Scioli, candidato presidencial, o para golpear al gobierno de CFK.

Finde II

El sábado 17 de enero jugaban, en Mar del Plata, Boca y Racing. El domingo 18, también en esa ciudad, River y Estudiantes de La Plata. O sea que varias barras bravas iban a transitar por la ruta 2 durante todo el fin de semana.

El rumor extendido era que podrían arrojarle un cadáver a Scioli, candidato y gobernador, para empiojarle la campaña electoral. Por lo tanto, había que tener mucho cuidado. Eso motivó llamadas entre los hombres de la AFI y el titular de la Bonaerense, Hugo Matzkin.

Finde III

Para ponerle una frutilla a la torta, estaba la denuncia de Nisman contra CFK, Timerman y todo el gobierno por el Memorándum con Irán. El gran interrogante era si el fiscal concurriría al Congreso, algo que recién definieron los dirigentes del PRO -la beoda Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, la incogible Laura Alonso, el patético Federico Pinedo y el impresentableWaldo Wolff- en el anochecer del sábado: como la denuncia de Nisman se cayó a pedazos en apenas tres días y el FPV se aprestaba a ir a pleno al Congreso, los líderes del PRO desistieron de la movida, pese a que lo habían alentado al fiscal a ir a exponer. La decisión de no concretar lo del Congreso no llegaron a decírsela al fiscal, quién murió pensando que corría el riesgo de una gran humillación en el parlamento, ante las cámaras de televisión.

La cuestión también podía provocar choques en las afueras del Congreso, pero en cualquier caso los hombres de la AFI querían averiguar si Nisman concurriría o no. Eso motivó llamadas, entre otras, entre Pocino -ligado al gobierno- y Alberto Mazzino, mano derecha de Stiuso, y supuestamente el poder detrás de Nisman.

Necesidades

La nota de Clarín, llena de errores y especulaciones, trata de ponerle un inflador al notorio declive de la hipótesis del homicidio, sustentada por la coalición política-judicial-mediática alineada con Inodoro Py. El documental de Netflix fue un golpe duro y el inflador parece necesario ante los problemas que enfrenta el acto de "Homenaje a Nisman" convocado para este sábado.

A esta altura, la principal impulsora, Elisa Carrió, necesita alguna versión que haga olvidar que ella sostuvo que vino un comando iraní en Buquebús y que supervisó la operación desde una nave de esa empresa. Esto llevó a que la fiscal Viviana Fein pidiera todas las listas de pasajeros, en las que ese fin de semana ni siquiera hubo personas provenientes de Medio Oriente. Como es obvio, Carrió nunca pudo aportar una sola prueba.

Hasta hoy, no encontraron ni un miembro de ese comando, ni iraní ni venezolano ni kircherista ni mapuche, a quien declarar aunque sea sospechoso de un homicidio que no existió.
Fuente: nota de Raúl Kollmann para Página/12

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