Alrededor de 13 mil empleados fueron desplazados de la administración pública como consecuencia de las “leyes antiterroristas” que rigieron entre 1974 y 1983.
“Reclamamos que nos reconozcan como víctimas y que el Estado repare el daño que nos causó”, remarcó María del Pilar Blanca que, desde Paraná, Entre Ríos, habla de los efectos que la última dictadura cívico militar tuvo en su vida y en la de otros 13 mil cesanteados durante los años en los que el terrorismo de Estado arrasó el país. Desde la Comisión de Cesanteados por cuestiones políticas, gremiales y sociales que preside junto con Adolfo Trejo, impulsan un proyecto de ley de reparación económica que permanece cajoneado en el Congreso nacional. También denunciaron que el régimen macrifascista mantiene “freezada” la respuesta a los reclamos que elevaron a través de la Secretaría de Derechos humanos de la Nación.
Trejo, Blanca y un grupo concentrado sobre todo en Entre Ríos y Santa Fe, impulsaron hace poco menos de un lustro la Comisión de Cesanteados que fue sumando integrantes a lo largo y ancho del país y que se conformó formalmente en 2016, meses después de haber presentado a través del diputado Juan Carlos Díaz Roig el proyecto de ley que le da razón de ser a su lucha: que el Estado resarza con una jubilación vitalicia equivalente a dos pensiones mínimas a cada hombre y mujer apartado de su puesto de trabajo en el área pública durante los años '70 producto de las “leyes antiterroristas” que rigieron entre 1974 y 1983.
“De un día para el otro nos dejaron sin trabajo y comenzaron a perseguirnos. Nos mantenían controlados en las ciudades en las que vivíamos, no podíamos casi movernos. Fuimos rotulados como ‘peligros reales o potenciales’, exonerados de nuestros trabajos sin posibilidad siquiera de una indemnización”, apuntó Blanca. Muchos se enteraban de la situación a partir de un telegrama en el que el organismo o área en donde trabajaban -organismos nacionales, provinciales o municipales, empresas públicas y universidades nacionales- les comunicaba la cesantía. Otros lo sabían en la puerta de sus puestos de trabajo, cuando “alguien los recibía con una lista y les comunicaba, así, informalmente, que ya no era empleado”.
Primero el gobierno de Estela Martínez de Perón y luego la dictadura cívico militar se valieron de diversas leyes para dejar a miles de hombres, mujeres en “un estado de total desamparo”: La ley de Cesantías 20840 de 1974; las 21274 y 21296, de Prescindibilidad y de Baja por razones de servicio, complementarias y dictadas por la junta genocida comandada por Jorge Videla; las normas 21322 y 21325 de junio de 1976, relativas a la defensa nacional frente a “actividades subversivas” fueron las herramientas legales de las que se valió el Estado terrorista no solo para separar de la administración pública a militantes políticos y gremiales, sino también para vulnerar sus derechos.
Según la Comisión de Cesanteados, se trató de un crimen de lesa humanidad, imprescriptible. “Lo que sufrimos fue parte del ataque sistemático contra una parte de la sociedad” que se completó con secuestros, torturas y desapariciones, agregaron los denunciantes.
Blanca era docente y trabajadora del área de Planificación del gobierno de Entre Ríos, además de candidata a diputada provincial por el Frente de Izquierda Popular. Fue cesanteada en todos sus empleos y tuvo que abandonar Villaguay como “clandestina”. Se escondió un tiempo en el monte formoseño, cerca de la frontera con Paraguay. Luego se trasladó con su compañero "un poco más cerca”. “Vivimos escondidos, sin luz, sin gas, escapando, manteniéndonos como podíamos”, contó.
Ésa es una de las principales razones en las que se basa el proyecto. En noviembre de 2016, la iniciativa obtuvo dictamen positivo de la Comisión de asuntos previsionales, presidida por Mirta Tundis, pero se frenó en Presupuesto. Los integrantes de la Comisión de Cesanteados denunciaron que el diálogo con su presidente, el diputado oficialista Luciano Laspina, “se congeló” a mediados de 2017. “Viajamos a Buenos Aires a intentar dialogar con él para poder darle impulso al proyecto, pero no nos recibió”, sostuvo Blanca, quien preside la comisión de cesanteados de Paraná, Entre Ríos, y es vicepresidenta del colectivo a nivel nacional.
El año pasado se presentó el proyecto por segunda vez, ya que el proyecto original había perdido estado parlamentario. Los legisladores firmantes, en esta ocasión, fueron Fernanda Vallejos y Julio Solanas. Ante la falta de interés por la iniciativa, la Comisión de Cesanteados reclamó una reunión con Miauricio Macri Blanco Villegasi, quien los derivó, sin recibirlos, a la Secretaría de Derechos Humanos.
En abril del año pasado los cesanteados fueron recibidos por el secretario Claudio Avruj, quien se comprometió a dar una que nunca concretó. “Somos el último orejón del tarro del universo de víctimas de la dictadura. ¿Por qué nadie nos escucha?”, preguntó Blanca, a modo de conclusión.
Fuente: nota de Ailín Bullentini para Página/12
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