Guilherme Boulos, el dirigente del Movimiento de los Sin Techo brasileño, relató cómo fue que se gestó días atrás la ocupación del tríplex de Guarujá por el que el juez Sergio Moro detuvo arbitrariamente al ex presidente Lula Da Silva.
En declaraciones a la AM750, Boulos contó que la creativa iniciativa buscaba “evidenciar la farsa judicial que ha llevado a Lula a la cárcel”.
"La ocupación fue para mostrar que si el tríplex era de Lula nosotros podíamos quedarnos hasta que Lula lo dispusiera. Fue una acción de denuncia de la farsa judicial que busca impedirlo de participar de las elecciones de este año", completó el dirigente al denunciar la proscripción del líder del Partido de los Trabajadores, quien lidera aún desde la prisión la intención de voto para los comicios de octubre.
El lunes a la madrugada, los militantes tomaron el departamento del Edificio Solaris frente a la playa Asturias de la ciudad balnearia en el litoral sur de San Pablo. Su intención era denunciar que Lula estaba siendo víctima de una “condena política” y rebatir los débiles argumentos de los que se valió Moro para ordenar la captura del ex mandatario en una causa sin pruebas ni condena firme.
“A él fue atribuido la propiedad de este tríplex, entonces la ocupación se hizo para mostrar que si es de Lula, podemos quedarnos allá. Si no fuera, tendrían que retirarlo de la cárcel porque no habría motivo para su condena”, explicó Boulos”. La medida duró menos de cuatro horas; los jóvenes se retiraron cuando llegó la policía y no hubo detenidos. Pero Lula agradeció su apoyo a través de una carta. “Yo los escuché a ustedes cantando, estoy muy agradecido por la resistencia y la presencia de ustedes en este acto de solidaridad”, aseguró.
La teoría de Moro es que Lula recibió como “propina” el inmueble de la constructora OAS, una de las empresas envueltas en la causa Lava Jato. No obstante, durante el juicio no pudo demostrarse que el ex mandatario haya tenido posesión de ese inmueble ni que haya pasado ahí siquiera unas horas.
Boulos, precandidato a la presidencia brasileña en octubre por el PSOL, aclaró que tiene diferencias con las políticas de Lula pero enfatizó que “no va a hacer connivencias con la injusticia”.
“La condenación política lo ha llevado a la cárcel e intenta impedir que participe de las elecciones de este año”, subrayó.
"El momento que vive Brasil es muy grave. Estamos en la más profunda crisis democrática desde el fin de la dictadura militar, hace treinta años", alertó el dirigente y agregó, al relacionar la situación actual con la destitución de Dilma en 2016: "estamos en un proceso de politización de la justicia, de amenaza a lo que resta de la democracia en Brasil después del golpe parlamentario".
Por otro lado, al ser consultado sobre la evaluación que hizo el ex presidente uruguayo Pepe Mujica a este diario el domingo, intentó explicar por qué en Brasil no ocurrió “el incendio” que Mujica previó que ocurriría en Argentina en una situación similar. "No es verdad que en Brasil no hubo manifestaciones o no hubo resistencia. El problema es que esta reacción popular no ha sido tan fuerte porque una parte de la izquierda brasilera se ha dedicado sólo a una cuestión institucional y no ha fortalecido una actuación con el pueblo, de calle. Y el otro problema es el monopolio mediático en Brasil, esto anestesia y neutraliza parte de la sociedad", concluyó.
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