La doctrina defendida por Mugrizio Macri Blanco Villegas, y la beoda ministra de Seguridad, Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, surgida tras el asesinato por la espalda de un delincuente, perseguido por el agente de la Policía de Avellaneda Luis Chocobar pareciera haber hecho escuela.
A menos de un mes de que la Policía de Tucumán asesinara de un balazo en la nuca a un niño de 12 años, tres gendarmes están siendo investigados por haber disparado también por la espalda a Nahuel Sala, un motociclista de 19 años que evitó un control policial durante la madrugada del domingo pasado en Villa Centenario, Lomas de Zamora.
Los padres de Sala, quien está internado en el Hospital Gandulfo con los riñones perforados, denunciaron que su hijo no tenía "ni con una gomera" y que los efectivos lo atacaron sin motivos. “Lo ejecutaron directamente por la espalda, le tiraron a matar y está con vida de casualidad", advirtió Osvaldo, el padre del joven.
El juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena investiga a los gendarmes involucrados por "tentativa de homicidio", por lo cual los imputados permanecen en libertad. No obstante, los tres gendarmes que participaban del control vehicular fueron separados de la fuerza hasta tanto se determine su responsabilidad en el hecho. Los investigadores ya secuestraron, además, las cámaras de seguridad municipales que, según trascendió, compromete a los efectivos acusados.
Según pudo reconstruir Osvaldo Sala a partir de los dichos de Nahuel, su hijo transitaba en moto por la calle Saladillo hasta que se topó con un control de Gendarmería que le ordenó que se detuviera en el cruce con la calle Bolonia. "Cuando un gendarme lo apuntó con su arma, él lo esquivó y huyó, pero lo siguieron", señaló Osvaldo, quien señaló que Nahuel “no tenía ni una gomera”.
“Él no quería que le sacaran la moto porque tenía multas anteriores y pensaba que si le volvían a hacer una multa le iban a sacar la moto", amplió en declaraciones a C5N al explicar porqué su hijo huyó del control.
Luego narró cómo fue la persecución de los gendarmes, que concluyó con los disparos de las escopetas de los efectivos a la altura de la cintura de Nahuel, que le perforaron los intestinos. "Lo siguieron cuatro cuadras y en ese momento el patrullero se detuvo, bajaron los gendarmes y le dispararon por la espalda a una distancia de 60 ó 70 metros", afirmó el padre de la víctima, quien insistió además en que varios testigos pueden confirmar esa versión porque todo sucedió el domingo, cuando “había una feria en el barrio”.
Osvaldo explicó que, tras los disparos, su hijo continuó la marcha ocho cuadras más, hasta la casa de su novia, donde se desvaneció después de haber perdido mucha sangre, y subrayó que los gendarmes abandonaron la persecución luego de herirlo.
Nahuel sigue internado en el Gandulfo, "evolucionando muy bien y ya lo pasaron a una habitación común", confirmó su padre.
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