El Colectivo no al traslado de la cárcel de Devoto insiste en preservar el penal como Sitio de la Memoria de la dictadura, pero también por su valor social a la hora de brindar estudios primarios, secundarios y universitarios a la población carcelaria allí alojada. Testimonios.
La Legislatura porteña aprobó el pasado 6 de junio el traslado de la cárcel de Devoto a Marcos Paz, a terrenos que cede el régimen macrifascista.
El anuncio, realizado formalmente en un acto público por el ministro de justicia y Derechos Humanos Germán Garavano y el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larrata fue fuertemente sectores involucrados en diferentes proyectos dentro de la unidad penitenciaria.
Se trata de un conjunto de personalidades, instituciones y profesionales que se oponen al desmantelamiento del penal y que han conformado en junio pasado el Colectivo no al traslado de la cárcel de Devoto”.
Claudia Cesaroni, abogada del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC) y también autora del libro la Masacre del Pabellón 7º, explicó claramente que los abogados, los sobrevivientes y los familiares de víctimas de la dictadura que pasaron por allí se oponen a la demolición y al traslado del Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que cuenta con 1700 presos, ya que es un Sitio de la Memoria señalado desde 2012. Asimismo, hay medidas de prueba pendientes por parte del Juzgado Federal 3 de Daniel Rafecas.
También porque la cárcel debe estar en el lugar donde viven las personas que allí están. Los fiscales, abogados defensores, tienen familias y es un derecho no alejarlas de esas instituciones.
Marcelo Langieri, sociólogo y coordinador del Programa UBA XXII por la carrera de Sociología en la cárcel de Devoto expresó que el lugar “está asociado a las violaciones de los Derechos Humanos”. Aduce que tampoco hay un plan racional que preserve los intereses que están involucrados. El Centro Universitario de Devoto se ve amenazado, y es la nave insignia del programa. Dice que se apruebe el traslado sin que contemple la suerte del proyecto es un atropello, es inviable si se va a Marcos Paz. Además hay toda una economía que se mueve y vive alrededor del penal, solo tienen en cuenta los intereses inmobiliarios.
Para Rolando Saucedo, secretario general del Centro Universitario de Devoto, no deberían trasladarlo pues allí cursan 340 personas, y el 3% de los que pasaron por la universidad vuelve a reincidir contra un 70% de la población común. Es más barato ampliarlo que crear nuevas cárceles. “El proyecto es pionero en el mundo, vienen de otros países para conocerlo, no necesitamos nuevas cárceles, necesitamos más educación para no volver al delito. Si nos llevan al interior nos quedamos sin familia”, concluyó.
Lucía Braggio es docente de la escuela primaria y secundaria de la cárcel de Devoto. Explica que el traslado implica el cierre del centro universitario, los talleres, una escuela primaria, secundaria y uno de formación profesional. “Además los docentes nos quedamos sin trabajo y no hay garantías de continuidad de estos programas, conformando esto una clara vulneración de derechos”, dice.
En resumen, la cárcel no debe ser removida pues es un Sitio de la Memoria, se deben proteger las pruebas por haber albergado en su interior delitos de lesa humanidad. A su vez, hay un centro de estudios primario, secundario y universitario y toda una comunidad organizada alrededor de la cárcel.
El Indio Solari rememora parte de su historia en la canción Pabellón Séptimo: “Quiero salir, quiero escapar, las puertas siguen encerrojadas. El pabellón… en un segundo se nubló todo y ya no vemos nada mas… Pruebo trepar hasta un ventanal buscando el aire y me balean fiero”.
Fuente: nota de Fabián Waldman para Infonews
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