Negocios de ropa, de calzado y de otros rubros no esenciales situados en avenidas de alta circulación volvieron a abrir sus puertas ayer y mostraron un flujo permantente de gente.
Los comercios no esenciales ubicados en avenidas de alta circulación de la ciudad de Buenos Aires reabrieron ayer sus puertas con un flujo constante de gente que se acercaba a los locales a preguntar precios y realizar compras luego de más de cuatro meses con sus persianas bajas por la pandemia del coronavirus.
Se trató de la primera jornada de reapertura de este tipo de comercios, que incluye -con estrictos protocolos- al rubro indumentaria y calzado, en lo que constituye la última fase de la etapa 1 del plan de flexibilización de la cuarentena implementado por el régimen porteño.
Camila y Alejandra atienden una zapatería en la esquina de Cabildo y Juramento, en el barrio porteño de Belgrano, y contaron que abrieron "desde hoy (por ayer) y estamos entusiasmadas. Se vendía por internet y WhatsApp, pero el ingreso no es el mismo; necesitábamos que la gente pueda venir y ver los zapatos", contaron.
En cuanto a los protocolos, aclararon que "la gente se puede probar, les damos alcohol en gel para las manos y unas medias descartables, pero no pueden entrar más de dos clientes y tienen que pasar por la alfombra con sanitizante".
Ana, que es abogada, fue una de las clientas que se acercó a esa esquina de Belgrano para averiguar por unos zapatos.
"Menos mal que abrieron locales, se siente un poco más normal. No es lo mismo que comprar por internet", reflexionó.
Según pudo observarse durante una recorrida, un flujo constante de gente se acercaba a los locales ubicados en avenidas de alta circulación, excepto los que se ubican en la avenida Avellaneda (entre las calles Terrada y Bahía Blanca), y en el sector del barrio de Once delimitado por la avenida Rivadavia y las calles Boulogne sur Mer, Lavalle y Larrea.
También quedaron excluidos de la reapertura los negocios y centros comerciales ubicados en los centros de trasbordo de Retiro, Constitución, Once y Liniers, según lo pautado por la gestión porteña en el marco de su plan de reaperturas.
Silvia Rodríguez, que tiene su zapatería hace 28 años en la avenida Santa Fe al 4400, en Palermo, aseguro que "estamos muy contentos de volver a levantar las persianas".
"Por ahora las ventas vienen muy tranquilas, la gente se acerca a preguntar. Estamos a principio de mes, la gente todavía no cobró. Esperamos que repunten las ventas en agosto", reconoció.
A pesar de la autorización estatal, algunos pocos locales permanecieron cerrados al público, como el que atiende Cristian Báez, que vende camisas para hombre en la avenida Santa Fe y Godoy Cruz.
"Arreglamos con mis empleadores que hasta que no esté la vacuna no vamos a abrir al público. El virus sigue estando, no vamos a arriesgarnos", afirmó el joven, que recibía a los clientes desde el interior del local con la puerta entreabierta y un estante bloqueando la entrada. "Con la venta online y con el retiro por el local se está vendiendo entre un 25 y un 30% de lo que se facturaba antes", precisó.
El régimen porteño informó ayer que "para que la actividad comercial fuera posible, se optimizó el espacio público a fin de garantizar el distanciamiento social, evitando conglomeraciones que favorezcan el contagio".
Con ese objetivo, también se agregaron carriles peatonales a las calles, y señalética y demarcaciones en 40 puntos comerciales estratégicos, informó el Ejecutivo porteño.
Guadalupe, empleada en un local de lencería en la avenida Cabildo al 2100 no podía disimular su entusiasmo: "Estoy recontenta de volver a trabajar en el local. Apenas abrimos, ya vino gente a comprar". Y también explicó cómo es el protocolo para su comercio: "Cuando la persona entra al local le hacemos pisar el trapo con lavandina y le damos alcohol en gel para las manos. No está permitido probarse ni se puede tocar la ropa. Nos señala la prenda y nosotros se la damos ya para llevar".
Guillermo, que atiende un local de cómics en Belgrano, aseguró que tenían "ganas de trabajar. La apertura del local es positiva y necesaria", dijo y agregó que "la semana pasada abrimos para limpiar y la gente venía a preguntarnos cuándo íbamos a abrir".
Sobre cómo será la modalidad de atención, precisó que "se permiten dos personas máximo adentro del local, y los clientes no pueden tocar los productos", algo que consideró "una lástima porque antes podían hojear los cómics".
En la zona de Acoyte y Rivadavia, en el barrio de Caballito, se vio mucha gente caminando por las avenidas, rememorando escenas en el barrio previas a la pandemia.
Carmen Paredes, que tiene una joyería junto a su marido Leonardo en la galería Via Cavour, contó a Télam que recibieron "esta apertura con mucha expectativa. Perdimos muchos clientes y vamos a tener que generar nuevos".
"Está muy dura la cuestión económica, en la galería cerraron 11 locales", aseguró y señaló como los tres locales posteriores al de ellos se encuentran vacíos.
Julieta, que hacía una fila fuera de un local de ropa de la avenida Rivadavia para cambiar un regalo, afirmó que le parece bien que se abran los locales porque "si se respetan los protocolos no tendrían que producirse contagios".
Aldo Protti, que atiende un comercio familiar de venta de ropa interior masculina en la misma galería que Carmen, contó que "teníamos muchas ganas de abrir porque hace 140 días que estábamos cerrados. Al estar dentro de una galería no podíamos ni atender con la persiana baja", se lamentó, y valoró que, "por suerte, se están acercando los clientes de siempre".
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