Los intendentes y Moyano acordaron empujar a Insaurralde o Magario para la gobernación

Piden que Kicillof sea candidato a senador por la Capital y creen que el vende humo Massa terminará acordando con Cristina.

Los intendentes peronistas de la provincia de Buenos Aires y Hugo Moyano acordaron empujar a Martín Insaurralde y Verónica Magario para la gobernación.

Los jefes comunales del Cconurbano acumularon horas de conversaciones con el líder de Camioneros y los sindicatos, con quienes se mostraron juntos en el Día del Trabajador.

Fernando Gray. Mariano Cascallares y Juan Zabaleta se vieron con Moyano, Omar Plaini, Sergio Palazzo, Rubén "Cholo" García y Eduardo López, entre otros, y acordaron impulsar un candidato a gobernador bonaerense que sea de la provincia y que sea intendente. Ya pasaron muchos años desde el último caso, que fue Eduardo Duhalde.

En este contexto, descartan un respaldo a Axel Kicillof, al que quieren candidato a senador por Capital. Moyano apoya ese esquema. De todos modos en estos días encargaron encuestas para medir a los tres candidatos.

En tanto que del plano nacional se corren, aunque respaldan la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner y creen que va a jugar, a tal punto que ya tiene un cronograma de campaña. En la cena que mantuvieron el jueves pasado en el gremio de Camioneros se habló además de un acuerdo con el vende humo Sergio Massa, que creen inevitable. A Roberto Lavagna no lo incluyen y no mantienen diálogos con él: aseguran que nunca despegó en las encuestas.

Al mismo tiempo, avanzaron en conversaciones para sumar a dirigentes de otros espacios como Pino Solanas, Victoria Donda -que competirá contra Mariano Recalde en las primarias porteñas- y Víctor de Gennaro.

Tanto ayers como en la cena de la semana pasada se habló de la delicada situación social. Moyano y los intendentes coinciden en que no les conviene un estallido social que haga caer al régimen macrifascista.

Por ese motivo tienen que hacer un delicado equilibrio entre protestar contra Macri Blanco Villegas para contener el descontento de las bases y al mismo tiempo no tirar demasiado de la cuerda porque ven a un régimen extremadamente frágil, sin ideas, sin capacidad de imponer agenda política. No fue casual que los discursos del día del paro fueran relativamente moderados.